Del Bosque no es Clough


"Estoy seguro de que los mandamases de la Selección Inglesa creían que, si me contrataban y me confiaban el puesto de Seleccionador, me pondría a dirigir el cotarro; por eso nunca lo hicieron... La verdad es que son muy listos: eso es exactamente lo que habría hecho" (Brian Clough).

Creo que Del Bosque nunca ha sabido quién es Brian Clough (para los lectores que tampoco lo sepan, fue ese tipo que cogió al Nottingham Forest en puestos de descenso de la 2ª división inglesa y en cinco años lo hizo campeón de la Copa de Europa... dos veces). En primer lugar, un entrenador serio y decidido no convierte la Selección Española de Fútbol en una suerte de serrallo en el que juegan aquéllos que militan en el equipo preferido del mandamás de turno de la RFEF. Por otro lado, el que Villar sea de uno u otro equipo no tiene mucha importancia, ya que con la brillante trayectoria del salmantino ha quedado claro que, a diferencia de Clough, se puede vivir de las rentas durante toda una carrera deportiva.

Cuando en 2003 no le fue renovado el contrato de técnico del Real Madrid tras ganar la Liga, más de uno se echó las manos a la cabeza (me incluyo, era joven e ingenuo). A la larga, se demostró lo acertada que fue la decisión. Una temporada después fue elegido entrenador del Besiktas, de donde fue despedido a los pocos meses por sus lamentables resultados.

En la Selección Española, de la que es Seleccionador desde 2008, su intachable trayectoria continúa. Del Bosque se encontró con un equipo y un estilo que fue creado y desarrollado por Luis Aragonés, al que hay que reconocerle todo el mérito de los triunfos de la Furia (y permítanme que no le llame "la Roja", porque ese apelativo surgió como maniobra publicitaria de Cuatro en 2006, cuando consiguió los derechos de emisión del Mundial de Alemania, y en el mundillo del fútbol internacional siempre se ha referido a la Selección de Chile). El señor Marqués no revolucionó el mundo del fútbol, al contrario, se limitó a conservar un estilo ya definido. Fue conservador hasta el punto de que, cuando era evidente que el modelo se había agotado, no quiso hacer los cambios pertinentes, recogiendo como frutos los ridículos en la Copa de Confederaciones de 2013 y el Mundial de 2014.

En algo sí hay similitud entre Del Bosque y Clough. La fidelidad a sus últimos colores. Así como Clough fue fiel al Nottingham Forest hasta el final de su vida, Del Bosque será fiel a su amado FC Barcelona, en el que ha hecho tantos amigos (numerosos en cantidad y calidad, llegando al extremo de paralizar la renovación en la Selección Española por esa loable amistad), amistad que le impidió aceptar la máxima distinción que otorga el Real Madrid (la insignia de oro y brillantes), no así la del Barcelona, que recogió en 2011. Quién sabe si, ahora que la cabeza de Luis Enrique pende de un hilo, el de Salamanca cumplirá su sueño de vestirse de azulgrana.

Nota final: algún hater o pipero (normalmente ambas características se suelen reunir en el mismo individuo), me acusará de escribir desde el rencor. En ese caso, le doy la razón. Detesto a Del Bosque, por hacer que la Selección que amé me provoque la mayor de las apatías. Detesto a Del Bosque por anteponer su rencor personal hacia Florentino sobre el respeto que le tenía la masa social del Real Madrid al condecorarle. Detesto a Del Bosque por ser cómplice de Villar en la destrucción del fútbol español. Detesto a Del Bosque por su amor hacia la prensa deportiva, a la que ha amamantado en el seno de los equipos a los que ha entrenado durante años... ¿Quieren que siga?.

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