Concurso en Cayo Hueso


Uno va a probar a escribir en caliente que es como decía Rubalcaba que no había que legislar. Al Madrid esa “e” sostenida del speaker se le quedó enganchada en cada cerebro (cerebritos hoy jugando en el Paleolítico) y ya no fue capaz de coordinar si se va a suponer que se conservan los mimbres para hacerlo. Parecían todos tan perdidos que cualquiera diría que Carletto, en ocasiones sentado en el banco como una anciana de pueblo tomando el fresco a la entrada de casa, ha conseguido al fin deshacer el punto que tejió Mourinho. Pero tampoco hay que exagerar.

Hay que darle buenos alimentos a este equipo, váyase a saber, empezando con Kroos, un pura sangre que de tan delgado está quedando para el modelaje, y casi en boceto: el Fido Dido que ha jugó (y cascó) en Bilbao. No parecía tan malo el inicio saltándose a Isco en las jugadas, al que algunos tienen por el abuelo de una familia patriarcal al que hay que pedir permiso para levantarse de la mesa. El balón le caía directamente a Benzema y así tocaban los Rolling del sesenta y ocho y no los de dos mil quince.

Cristiano empezó rompiendo algunas cinturas con giros de tobillo, saliendo como un polluelo del cascarón de defensas, que es cuando consigue que las aficiones dejen de abuchearle alterando el orden de la naturaleza, como cuando se avecina un terremoto y callan los pájaros. Pero allí nada iba a temblar porque en realidad se habían sacado al césped escopetas de feria con aspecto de mannlichers; o el caballo inflado y pintado que Pat Stamper le vendió a Ab Snopes.

Había detalles cada vez más lejanos unos de otros: un taconazo de Illarra, una escapada minimalista de Karim terminada en mal centro, un suave pase de Toni por encima de los defensores… Kroos no lo es pero a veces parece delicado en lugar de colosal, que es lo que decía Camba que distinguía al hablar a los alemanes. Hace meses esa sucesión de habilidades terminaba en goleadas, pero da la impresión de que este equipo ha perdido su don como Junuh, el prodigio del golf de Savannah al que vino a devolvérselo un ángel.

De muy cerca de allí, en el estado vecino, Alabama, parecía venir Iñaki Williams encabezando la marcha de Selma que acabaría logrando su objetivo en parte porque Aduriz tenía ese día del talento cuando les sale todo a los que lo tienen. Y contra el Madrid esto suele ser frecuente. Es curioso cómo ante los blancos los rivales rejuvenecen. Qué grandeza la de este equipo distinguiéndose hasta en el desastre.

Justo cuando Isco buscaba protagonismo en la brega, mal augurio, fue cuando llegó el do de cabeza de Aritz y eso fue todo. El remate vino por el aire con esa “e” sostenida, que se hizo pitido y ya no paró hasta el final igual que al levantarse tras una explosión. Jugar con un pitido constante tiene que ser duro y así Marcelo estaba tan ofuscado que no iba ni aunque le hubiese llamado Anita Ekberg; como el malagueño maravilla, puro arte mojado por Beñat, que se trajo toda la lluvia del norte y quien tiene pinta de que en su perfil ponga que le descubrieron cortando troncos con estilo en los bosques de Vizcaya.

También de ese norte, de Guipuzcoa, es Illarra, que había empezado el partido con veinticuatro añazos e iba perdiéndolos irremisiblemente con el paso de los minutos sin que fuera su culpa sino del conjunto que lo aniña como si no tuviera bastante con lo suyo. Uno esperaba la reacción madridista en la segunda parte pero está aprendiendo a no esperar nada como buen cristiano, siempre sin perder la fe. Lo que vino es la guerra por cuenta de cada uno ante la ineficacia, o ante la ausencia (no se sabe), del sistema. Valverde hacía cambios y Ancelotti esperaba y esperaba, quizá hasta el minuto noventa y dos, sacando la mano (floja) por la ventanilla como si le gustara conducir su BMW.

Muniain, que en cambio parece uno de los chicos pobres de ‘Barrio’, dejó de repartir pizzas en el autobús de los leones (de Aranoa), pero el Madrid ya era una tubería atascada, una desmemoria o quizá un empecinamiento como el de que ante el naufragio volvieron a salir Jesé a falta de veinte minutos y Chicharito a falta de diez como si fuera una tradición. Se tiene ahí cuerpo técnico como para conseguir más hallazgos. Un equipo que parecía haber sacado a dobles a jugar en lugar de a sus titulares. El de Carvajal fue tan festivo que parecía sacado de entre los concursantes a doble de Hemingway en el Sloppy Joe’s de Cayo Hueso; y la falta de puntería (en los pases, en los desmarques, en los tiros), de tino, se hizo patología tras un remate franco de cabeza que Varane envió al córner como si no pudiera ver.

Like This Post? Please share!

  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

No hay comentarios :

Leave a Reply

Scroll to top
Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información