Las plagas del siglo XXI


Pese a la inmensa grandeza de nuestro querido club,el Mejor del Siglo XX y sin duda de los dos o tres mejores de lo que llevamos del siglo XXI,nuestro equipo se está viendo azotado por una serie de plagas de nuevo cuño.

Unas plagas que están causando que,uno tras otro,todos nuestros proyectos desde el año 2000 hasta la fecha,estén naufragando aun siendo el club más rentable y uno de los más ricos del mundo,sin que ninguno cuaje ni se pueda consolidar.

Y es que, después de tantos años, parece increíble que con todos los mimbres que tenemos, por el motivo que sea, no hemos conseguido formar un proyecto hegemónico ni en España ni en Europa, como sí lo han conseguido por el contrario otros equipos durante estos años (Barça, Bayern de Munich, Milan, etc.)

La primera de esas claves viene dada por la tiranía del vestuario, en el que algunos de sus integrantes históricamente y de forma sucesiva desde el fallecimiento del inolvidable Don Santiago, han llegado a mandar –y mandan- más que el propio presidente.

Da igual el tipo de presidencia que hayamos tenido. Desde presidentes más bien grises como Luis De Carlos a auténticos vividores y caraduras como Ramón Mendoza, Ramón Calderón o Lorenzo Sanz. Ni siquiera un tipo presuntamente duro y de marcado carácter como Florentino Pérez, en sus dos etapas han podido erradicar esta especie de maldición y todos, sin excepción, han sucumbido a los caprichos del vestuario.

Hemos visto pasar a entrenadores duros y que trajeron títulos como Fabio Capello o Jose Mourinho, gente digamos “flexible” o “permeable” a llevarse bien con las vacas sagradas, como Del Bosque, Pellegrini o Carlo Ancelotti. Incluso auténticos donnadies como López Caro o García-Remón.Incluso tipos con la vitola de machotes como José Antonio Camacho. Ninguno ha podido con el poder omnímodo de esa caseta.

En este sentido tiene mucha culpa la prensa, la segunda gran plaga que llevamos padeciendo años. Con el afán de manipular y meter sus sucias manos en la dirección del club (que no nos engañemos es una bicoca comercial se mire por donde se mire) han sido capaces de deformar la realidad hasta cambiarla si es necesario, mentir, insultar, difamar, inventarse complots y triturar a todo bicho viviente que pueda hacer más grande al club y darle más fuerza a su presidente.

Eso se puede apreciar en la forma en la que, una tras otra y temporada tras temporada, las estrellas del Madrid son siempre ninguneadas, cuando no perseguidas sistemáticamente. Zidane, Beckham, Ronaldo, Cristiano y más recientemente James y Bale. 

De todas se ha dudado, se han dicho auténticas barbaridades sobre ellos y siempre con el mismo fin. Atacar al presidente de turno y erosionar su imagen, a ver si con un poco de suerte le derriban y ponen a un presidente tipo Calderón, vendido a la prensa para que hagan y deshagan a su antojo. Porque, no nos engañemos, hoy por hoy la verdadera pieza de caza a batir no es otro que Florentino Pérez, más que ningún otro presidente en los últimos 30 ó 40 años.

Prensa y Vestuario, una hidra de mil cabezas


Estas dos plagas, prensa y vestuario, están íntimamente ligadas y no se entiende la una sin la otra.
Ellos filtran y, a cambio, como la Mafia más repugnante, compran su protección y le convierten en intocables. “Do ut des” (te doy para que me des) decían los romanos, como uno de los principales sostenes del contrato de compraventa en el Derecho clásico.

El caso más flagrante es el de Iker Casillas, el mayor filtrador de la historia moderna del club y el mayor protegido de la prensa que haya visto jamás. Inclusive gente como Pepe, uno de los tipos más criticados por la prensa pasó a ser un tipo afable y maravilloso cuando, como ocurre en El Padrino, le dio el beso de la fidelidad al Patrone Casillas para terminar de acuchillar al odiado Mourinho.

Pero volviendo al tema, no podemos olvidar que la prensa es el altavoz necesario e imprescindible para las “reivindicaciones” del vestuario y lograr su propósito, que no es otro que seguir mandando, por encima del entrenador y del propio club.

Filtraciones adecuadas sobre las “molestias del vestuario” con la actitud del entrenador, para que la prensa le presente ante la opinión pública como un ogro malvado, o con sus sistemas de juego, con el fin de que jueguen “los que tienen que jugar” y sentirse más cómodos con las propias alineaciones.

Para ello, la prensa ha traído una tercera plaga, aún más dañina si cabe, que son las manidas –y peligrosas- “con todo lo que nos ha dado”, “estos que tan felices nos han hecho hace poco tienen crédito ilimitado” o “somos los campeones, no tenemos nada que cambiar”.

Frases vacías de contenido pero que son pura dinamita para evitar que las vacas sagradas dejen de serlo y las cosas, cuando hayan de cambiar por el motivo que sea, no cambien nunca y tanto unos (los jugadores) como otros (la prensa) sigan manteniendo su actual status quo.

La revolución pendiente


En mi opinión, hasta que la Presidencia no tome cartas en el asunto y decida poner los pies en la pared y parar esta sangría, todos los proyectos irán cayendo uno tras otro y ninguno logrará su propósito de ser hegemónico como sí lo han sido otros.

Desde el mítico “Zidanes y Pavones” hasta el fiasco de Pellegrini, ambos ideados en la cabeza de ese cáncer que era Jorge Valdano hasta el de Mourinho, pasando por el actual de Ancelotti, ninguno ha cuajado y siempre por las mismas causas.

Ahora que el Real Madrid se ha convertido en una de las multinacionales más poderosas del mundo y, sobre todo, ahora que resulta casi imposible que advenedizos como Sanz o Calderón puedan llegar a dirigir el club más grande del mundo, es el momento de volver a los tiempos de Don Santiago Bernabéu. 

Unos tiempos en los que nadie –ni la mejor de sus estrellas- podía estar por encima del escudo. Y en el que las sucias manos de la prensa no entraban jamás ni soñaban siquiera con poder hacerlo.
Quizás, cuando se produjo aquel infame momento del “Presi, en junio o él o nosotros”, aun siendo verdad -que tengo mis serias dudas- los autores de aquel chantaje debieron salir inmediatamente del despacho con una patada en el culo y puestos de inmediato en el mercado. Y estoy plenamente convencido de que el efecto ejemplarizante habría sido de tal calibre que se habrían acabado las bromas. 

Porque, no nos engañemos, por encima del Madrid no hay nada y los que han buscado mejor fortuna pensando que iban a vivir mejor, han fracasado sin excepción (Prosinecki, Hagi, Robinho, Di María, Özil o Higuaín, por citar algunos ejemplos) 

Por tanto, y dando por sentado que el proyecto de Ancelotti se ha agotado en sí mismo y en tiempo récord, ya sólo queda rezar y que esta temporada, que empezó con todos los mimbres para ser aún más histórica que la pasada, acabe de la mejor forma posible ya que, hasta la fecha, lo único histórico están siendo los ridículos ante el Schalke 04 o el Atlético de Madrid. 

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