Afición basura


Ayer pitaron a Cristiano Ronaldo. Hace una semana llevaron en volandas al Schalke 04 paralizando a nuestros jugadores con sus pitidos cada vez que cogían el balón. Llevan toda la temporada pitando a Gareth Bale. Pero no tienen derecho. Me importa un comino que paguen una entrada o un abono, eso les habilita para entrar al campo y ocupar una localidad, pero no para demoler al mejor equipo que muchos recordamos y acabar con la ilusión de millones y millones de personas. Yo he estado en el Bernabéu en todas las condiciones posibles, como socio, como peñista, como espectador de 300 pesetas en el antiguo Gallinero o como invitado por patrocinador de Champions League en zona VIP. Y jamás me he considerado con derecho a atacar a mi club o a machacar a los jugadores durante el partido. De hecho no he pitado jamás, aunque entiendo que haya quién lo haga después del pitido final -he asistido a pañoladas históricas- pero lo que no se puede es paralizar a un jugador cada vez que recibe un balón, hacerle dudar, perder esa capacidad de reacción eléctrica que distingue a los cracks de los jugadores del montón.

Pitar durante los partidos no es tirar cantos contra su tejado, es tirarlos contra el tejado del madridismo universal, es agujerear la capa de Ozono del Planeta blanco.

Tampoco me gustan los pitos antes del partido. Unos pitan a Casillas por Topo y los casillistas se vengan pitando a Arbeloa por cono. Los que consumen prensa basura pitan a Bale porque así lo mandan Segurola, Lama y Caridad y los que están contra la prensa la toman contra sus niños bonitos. Y así llegará a un día en que nadie se libre de los pitos pre-partido y, en lugar de la charla del entrenador o del psicólogo si lo hubiera, lo que tendría el equipo para saltar al campo seria la "motivación" de la música de viento.

Y ya no sirve escudarse con que la prensa es quién orquesta las pitadas con sus campañas. La prensa hace su labor como antimadridistas que son la inmensa mayoría de los que cubren la información del Real Madrid. Si yo fuera periodista en Barcelona lanzaría campañas para echar a Messi y para mantener a Xavi e Iniesta hasta que la artritis les impida ponerse la camiseta. Aunque si intentara eso duraba dos días, menuda es la prensa de Barcelona a la hora de blindar a su Barsa.

El caso es que tenemos a las dos máximas figuras del club, Cristiano y Bale, pitados y cabreados, como no se molestaron en ocultar ayer en el partido contra el Levante. Y Fergusson viniendo a ver a su hijo deportivo. Y los clubes Premier con un contrato televisivo que pondrá al que menos reciba con más ingresos que todos los clubes de la Liga salvo Real Madrid y Barcelona y a los que más muy por encima de éstos.

Florentino salió el otro día a frenar los pitos porque son una agresión directa al patrimonio del club y a su estrategia de fichar a los mejores jugadores del mundo. Con la excusa de la portada de Marca pidió al público madridista que dejara de atacar al equipo, que bastantes ataques recibe de fuera. De poco sirvió, en un partido sin historia, resuelto pronto con dos goles, pitos contra la máxima figura del equipo en un momento en que necesita el apoyo que le daría cualquier afición del mundo, menos estos de los pitos que confunden la exigencia con haberse convertido en el producto de la prensa que consumen: En una afición basura.

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