No escribas, no escribas, no escribas…las palabras no dejaban de retumbar en mi cabeza tras el segundo tanto -o regalo, como se prefiera llamar- marcado por el Barça, sabía que mis palabras solo serían escritas por los sapos y culebras que saldrían de cada neurona de mi cerebro.
No me centraré en el que dice ser el capitán del Real Madrid, ni siquiera en su segundo al mando que inexplicablemente silenció a un “aficionado” con la palabra -una de sus mejores actitudes mundialmente conocidas- tras su llegada a Madrid. Ni siquiera haré alusión al papel que desarrolló cada jugador en el clásico.
Pensaba que lo peor del partido, a parte del resultado, fue tener que compartirlo con la cantidad de culés que había en el bar, pero ¡sorpresa! el destino me tenía preparado algo mejor. Delante de mí, sin posibilidad de mirar hacia otro lado, se sentó una mujer con un pinganillo unido a ella como apéndice para ver el partido.
¿Dónde quedó el poder ver un partido sin necesidad de que terceras personas con un objetivo concreto manipulen la información? Antes, podía entenderse que quisieras oír otros resultados que se estaban dando de manera simultánea, pero el domingo nuestra Liga al menos… ya estaba más que terminada. Mientras intentaba buscar una explicación lógica a lo que veían mis ojos, mi móvil no dejaba de vibrar y comenzaba a echar humo. Intenté que mis ojos se centraran en ver los mensajes, pero como ante un accidente de tráfico que todos dicen no mirar pero su cuello se convierte en el de la niña del exorcista, no pude. Cuando al final lo conseguí no sin un esfuerzo sobrenatural, quizá mi subconsciente sabía que no debía, una corriente abrasadora iba apoderándose de mí de una manera que se acercaba a lo popularmente conocido como violencia. Una corriente más violenta que eléctrica, más irracional que lógica, más vehemente incluso que mi reacción con las no-paradas de Iker.
¿Cuándo el madridismo perdió el norte?
¿Cuándo nos convertimos en algo peor que la prensa?
¿Cuándo la verdad absoluta de la que se apodera la prensa es utilizada para echarse encima del resto de madridistas?
Igual muchos se dieron cuenta que criticar a la prensa no cambia nada porque siguen teniendo acreditación para entrar al estadio, y lo traducen como guerra perdida, así que… ¡vamos a criticar a los nuestros!.
¡Ah perdón! Se me olvida que los 480 goles encajados en 470 partidos, y más actualmente los 24 goles en 25 partidos, no son un ataque a los nuestros, sino una mala y terrorífica defensa; pero prometí no hablar de Iker, así que retomaré el camino a dónde quería llegar.
¿De verdad nuestra defensa -bueno la de algunos- es criticar a madridistas de a pié, madridistas que utilizan sus mejores armas para defender al club, sin necesidad de insultar a otros?
A mí se me llamó “borrego” porque por lo visto al compartir unas fotos te cambia de sexo y especie animal automáticamente… ¿quién osa a criticar a un jugador que se viste -que no es lo mismo que defender- con la camiseta del Real Madrid? A muchos se nos vendrá a la cabeza la crítica desmedida, sin sentido y desproporcionada que recibieron @acjrroller y @DJARON10 por un artículo en su web @ElQuintoGrande.
¿Quién definió lo que es madridismo?
¿Quién sabe cuál es la cuenta que conoce más de nuestro equipo?
Igual realmadrid.com es más madridista que ninguna, pero es solo una suposición.
Quizá los jugadores no tengan una capa supermegaextraprotectora que les convierta en súper héroes y les cubra de la crítica desmedida sin argumentos de la prensa, pero cuando los números hablan por sí mismos, cuando la trayectoria solo hace exigirles lo que demostraron que sabían hacer o como mínimo, abandonar cuando ha llegado su momento, se puede y de hecho se debe CRITICAR todo aquello que mancha nuestro escudo, lo pisotea y se alimenta de él sin merecerlo.
Quienes no quiera hacerlo, quienes no piensen que el halago debilita o quienes sin más, no vean nada malo en él equipo, me alegro por ellos porque serán más felices. Yo no soy así, nuestro escudo está por encima de nombres y apellidos. No se puede confundir el “apoyar en las buenas y en las malas” con “apoyo incondicional a lo que nos convierte en cualquier equipo”.
No somos cualquier equipo de esos que se conforman y no buscan soluciones a sus problemas porque siempre tendrán a sus groupies, somos el REAL MADRID porque nadie más es cómo nosotros, ni tiene nuestra Historia y palmarés.
¿Dónde quedó la ilusión de cada mañana de defender a nuestro club contra todo aquello externo que nos debilita y lo interno que nos hunde frente a los demás? Todas estas situaciones no hacen sino cansarnos, agotarnos frente a las batallas que buscan demostrar quién es más madridista que los demás. Por mi parte, yo no tengo nada que demostrar porque nadie merece que lo haga, quien quiera ponerse medallitas… que siga.
Para finalizar, qué mejor que hacerlo con la mejor defensa posible plasmada en este audio.
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