Bar nuevo, mismo garrafón


Subía las escaleras corriendo,deseando contarle a su padre la noticia.Por fin podrían volver a ver los partidos en un bar,cerca de casa y sin que mamá se cabreara.

Desde que la dirección del bar de la urbanización  cambió,nada había sido lo mismo.Entrar a ver los partidos, debatir…¡qué debatir! Intentar comentar las jugadas,ver en qué se fallaba,en qué se podía mejorar,se había convertido en algo imposible sin llevar coraza ni más armas que la palabra.

Siempre se habían metido con él en el colegio por decir lo que pensaba sin importarle lo que opinaran los demás,por intentar defender su opinión con argumentos y sinceridad, sin otros objetivos como conseguir amigos, invitaciones a cumpleaños y mil cosas más alejadas de lo que suponía defender a su equipo. 

Ahora por fin -ya en la adolescencia- un nuevo bar abría en la esquina. Gente nueva y posibilidad de disfrutar del fútbol compartiéndolo con aficionados que tuvieran la misma inquietud: defender al mejor equipo basándose en la autocrítica sin que eso supusiera pedir que rodaran cabezas… ¿acaso los últimos años ya  habían quedado en el olvido y se habían vuelto a cerrar los ojos?.

La expresión en la cara de su padre le dejó frio, ¿por qué no se alegraba como él? ¿Por qué no veía la ilusión que él sentía?.

- Muy bien, en cuanto abran iremos a ver los partidos y el ambiente que tiene ese nuevo bar.

Sabía que esas palabras solo eran para complacerle, así que prefirió no decir nada más y esperar a ver qué pasaba.

Álvaro se sentía con el compromiso, la obligación -si puede llamarse así- y la exigencia de defender a su equipo. Esa crítica mordaz llena de acritud causada por estar sometido a un juicio constante, comenzaba a ser demasiado corrosiva, todo causado por defender algo que nadie más tenía, la EXCELENCIA.

“En esa posición no despliega su mejor juego”… “¿Qué sabrás tú de su posición en el campo?”.
“Ese cambio provoca estar en minoría”… “¿Ya estamos pidiendo su cabeza?”.
“Solo analizando los fallos se pueden corregir”… “Nuestro balón de oro no tiene fallos, reprocha a los demás”.

De nuevo otro partido en el que volvía en silencio a casa junto con su padre, ¿qué pasaba? ¿Todos los bares eran igual? ¿Había sido así siempre y no se había dado cuenta?.

- Papá, nada ha cambiado, vamos a un bar diferente y creo que incluso todo ha emporado.
- Hijo, esperaba que no volviéramos a caer en el engaño de por cambiar dónde o con quién, creyéramos de nuevo y confiáramos en que todo fuera diferente… pero todo sigue igual, o como tú dices, peor. Me alegro que hayas podido ver por ti mismo cómo no puedes confiar sin esperar que te decepcionen, al menos sin sorprenderte de que eso ocurra.

Creer, confiar, sólo son sentimientos incondicionales hacía nuestro único amor al que procesamos devoción…el REAL MADRID.

Lo triste es que esta pequeña historia es la realidad que muchos madridistas sufrimos y sentimos. Sin saber, sin estar dentro del club, dentro del vestuario, nuestras opiniones cambian a certeza de que eso es lo que realmente pasa, pero luego, en un minuto cambiamos las críticas -alejadas de ser constructivas- en ovaciones y el “yo ya lo dije”. 

Comienzan a cansar las batallas entre madridistas, que ni siquiera te permitan hablar, cuando son, los que se supone que defienden lo mismo que tú.

Volvimos a perder puntos, esta vez los tres, y la imagen volvió a ser decepcionante, incluso vergonzosa. Lo digo y lo reafirmo, porque no por eso soy menos madridista que el que no lo haga. Buscar los culpables fuera del equipo es una excusa que utilizan otros equipos, no nosotros. Sé que muchos hablan de no manchar nuestra camiseta con estos comentarios, que el escudo es lo único que importa y nosotros debemos defender a capa y espada, pues bien, creo que los primeros que deben entender eso son los jugadores y el cuerpo técnico. Nosotros tenemos pocas dudas acerca de lo que significa el REAL MADRID.

Si nuestro entrenador tropieza una y otra vez con la misma piedra, en el juego y en las ruedas de prensa, se dice y no pasa nada.
Si nuestros jugadores dejan de hacer lo que saben que es jugar, se dice y no pasa nada.
Cuando realmente pasa algo es cuando perdemos nuestra ESENCIA, cuando nuestra exigencia y autocrítica se convierten en prescindibles convirtiendo en imprescindible lo que tiene fecha de caducidad en un contrato.

#HalaMadridYNadaMás
#NoALaFinalEnElBernabéu

Like This Post? Please share!

  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

No hay comentarios :

Leave a Reply

Scroll to top
Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información