“Yo quiero que la gente defienda a mi equipo”


Aquellas fueron las palabras que dijo José Mourinho  en una de sus tan recordadas ruedas de presa. El origen de esta frase no fue otro que expresar un profundo hartazgo ante los continuos errores arbitrales que el equipo sufrió durante largos tramos de aquel campeonato liguero, y por los cuales nadie de la entidad blanca pareció estar preocupado.

En concreto estas palabras fueron dirigidas a Jorge Valdano, ese que se lo ha llevado “crudo”, ese que se viste de madridista y que guarda un culé dentro. En definitiva, de alguien a quien es mejor tener lejos.

Pues, sinceramente, creo que la situación actual guarda una especial similitud con aquel momento. Lo que hoy hemos visto en el Santiago Bernabéu tan solo es una prueba más de tantas otras que se guardan en un cajón, para posteriormente caer en el olvido. 

La expulsión de Fabio Coentrão es del todo injustificable. Los allí presentes, los testigos por televisión  y quienes lo han visto a través de repeticiones deber seguir preguntándose cómo un lance similar propio de este deporte merece la expulsión directa de uno de los futbolistas.

Es innegable afirmar que el choque protagonizado por Cañas y Coentrão ha sido una acción fuerte, dura, desagradable de ver en el momento en el que se produce; pero no deja de ser parte de este juego de contacto que es el balompié. Tal desagrado ha provocado la decisión de Fernádez Borbalán (bueno para el catalán), que la parroquia madridista ha reaccionado con pitos y abucheos, propios de quien se siente robado. A su vez, Cristiano Ronaldo también ha sido amonestado por un colegiado que debía estar relamiéndose. “Esta es la mía”, ha debido de pensar.

Pero es que tuyas ya ha habido muchas. En una semana el Real Madrid ha afrontado dos partidos seguidos dirigidos por Clos Gómez y Fernández Borbalán. Ya está bien que sea tan sencillo pitar contra el Real Madrid, ya está bien que este ‘trencilla’ no vaya  a sufrir ninguna reprimenda por semejante error. Lo de hoy no deja de ser una más en este tintero en el que quedan tantas y tantas acciones. “El antimadridismo es el precio que debemos pagar por ser los mejores entre todos”, dijo en su día Don Santiago Bernabéu. Qué razón tenía nuestro recordado presidente: estamos rodeados. Al Real Madrid siempre tratarán de perjudicarle, siempre se le pondrá zancadillas, siempre intentarán tumbarlo. 

Pero señores, esto es el Madrid, y el Madrid siempre vuelve. Aun con 10 jugadores el equipo ha mantenido la compostura e incluso ha avivado el resultado con un nuevo gol. Así funciona esto: nos pondrán obstáculos pero siempre seguiremos hacia delante, hasta el final. Como este próximo jueves, que recibimos al Atlético de Madrid con un resultado francamente adversado y alimentado por la polémica del primer gol. 

Es preciso hacer un llamamiento a todo el madridismo desde todos los lugares y hacia todas las direcciones, llegando incluso a las altas esferas del club. Luchar contras las injusticias también es señorío, y por ende de ley. Florentino, como máximo representante de la entidad ha de dar un puñetazo sobre la mesa y dejar claro que el Real Madrid no puede seguir los designios marcados por los Sánchez Arminio, Villar y compañía. Iker Casillas, como capitán del equipo tiene que mostrar rotundidad cuando en las entrevistas que concede a periodistas que se la ponen “cortita y al pie”, le preguntan quién merece ganar el Balón de Oro. Carlo Ancelotti, como entrenador de la primera plantilla, debe dejar claro en sus ruedas de prensa que estos despropósitos no pueden caer en el olvido, ni ser tachados de simple errores.

La campaña antimadridista existe, y quien la niega se convierte en un cómplice de la misma. Solos y contra todos. Así ha sido siempre y así continuará siéndolo. Pero debemos mostrarnos implacables ante quienes tratan de ponérnoslo más difícil. Ahora que vienen mal dadas es preciso mostrar firmeza y orgullo, reflejar malestares y denunciar lo denunciable. Ingieran menos cantidad de pipas en los partidos y ahorren las energías que se gastan en insultar a Bale o en pedir su traspaso por no pasársela a CR7. El madridismo debe dejar de alimentar polémicas que no hacen sino perjudicar al club.
Queremos que la gente defienda a nuestro equipo. El foco es otro, la prensa es enemiga. Y el Madrid el más grande de todos.                                                                                                                                                                                                                         

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