¿Dónde está el límite sancionable? de Cristiano... A Defour


Semana post Córdoba con resaca extradeportiva del antimadridismo por la acción de Cristiano Ronaldo, cómo no, tras victoria blanca tremendamente escocida para algunos. El artículo de opinión no puede ir encaminado a otro tema que la excesiva y arrogante crítica recibida hacia el portugués por una parte, balón de oro cabe recordar; y la broma sin gracia y de mal gusto hacia Defour por su anterior afición por otra, con sus consecuencias y las connotaciones para el deporte, 

El Real Madrid gana y sigue manteniendo la diferencia con sus perseguidores y no hay duda que escuece este resultado, pero lo peor está por venir. Victoria muy justita en cuanto al juego, anotando el gol decisivo con un jugador menos y el último minuto... Menos mal que el árbitro no intervino a favor de los blancos, sino estaríamos escocidos, bueno no porque nos resbala y ya estamos anestesiados, de las portadas a toda página de la prensa catalana. Demasiado para los defensores dels valors.

Sin duda es más importante para ellos que pierde el Madrid a su propia victoria, es el más claro ejemplo de lo que es ser un segundón acomplejado, su prensa al menos. Y su cebo perfecto es Ronaldo. Ahora parece que no hay persona, por genio que sea, que no tiene derecho a perder los nervios. Hasta ellos son personas naturales con sentimientos aunque a algunos se les olvide, que atraviesan y están sometidos a gran presión, más incisiva en ocasiones, además de posibles problemas de orden personal. Cristiano se equivocó, sin duda, pero no hay motivo para crucificarle ni lanzar esa campaña brutal de acoso y derribo de su persona.

Durante el partido de El Arcángel, el luso recibió desde el minuto 1 un abucheo generalizado tan individualizado como sorprendente. Y lo más decepcionante es que parece que se ha puesto de moda, hace un tiempo. Yo me pregunto... Qué le habrá hecho Ronaldo a los cordobeses, a su afición. Es más, probablemente, muchos de sus seguidores, incluso presentes en el estadio, sean simpatizantes de los madrileños. Por qué incidir se esta manera, repito sin antecedentes? Tremendo. Uno se pregunta si es cuestión de modas o de educación. Triste y seguramente, creo lo segundo.

Los jugadores, como he mencionado antes, por estrellas que sean, son personas humanas que le afectan las sensaciones externas y terminan explotando ante alguna circunstancia de este tipo, tarde o temprano. Para incidir en el luso, su carácter ganador y ambición le pueden hacer chulo en ocasiones, incluso con envidia por parte de gente, pero no es un jugador ni sucio, ni nada parecido. Como personaje fuera del terreno de juego, cabe recordar que es embajador de organizaciones benéficas, que no ingiere alcohol por recuerdos hacia su padre, que no luce tatuajes sencillamente porque le impediría donar sangre, etc; vamos, que en esos campos es un ejemplo a seguir. Por todo ello, críticas de los no entendidos del fútbol romántico y real injustificadas.

Particularizando sobre el tema más importante y que da título al artículo. Dónde situamos el límite permitido por las autoridades reguladoras del deporte sobre la animación divertida o graciosa de la grada, con gestos o pancartas? Este tema da para hablar mucho. Los seguidores del fútbol internacional se habrán enterado y quedado anonadados como yo, supongo, del acto de este pasado domingo sobre Steven Defour. 

El centrocampista belga es un jugador de buen nivel y mejor promesa por entonces, sonó con fuerza para nuestro club hace unos años. Este fin de semana regresaba al campo de su antiguo equipo, el Standard de Lieja, tras su fuga al Oporto en primer término y su vuelta a la liga flamenca-valona con la zamarra del Anderlecht. Pues bien, la afición ultra de los locales no tiene peor recibimiento, equiparándose al de Figo en su regreso de merengue al Campo Nou, que mostrar un tifo gigante con su cabeza degollada por un guerrero que dice "seguidor rojo o muerte". La verdad, da para reflexionar, pararse unos segundos y analizar a qué estamos llegando y dónde deben plantarse las federaciones competentes con multas o sanciones deportivas más graves. Pero lo más grave está por llegar, su resolución.

Jugarse el encuentro, el medio implicado, supongo que tras estar harto y oir repetidamente insultos más ver esa estampa descrita, lanza un pelotazo de desahogo y alivio hacia la grada, pero muy alejado, casi desde el centro del campo y llegando a los aficionados prácticamente bombeado. La decisión condecuente del colegiado de traca, su expulsión. Entonces moraleja, se perjudica y sanciona al afectado y su club en el terreno de juego, cuando no debería haberse podido mostrar esa pancarta, o al menos retirada y parar el partido si fuera necesario. De verdad, no se dónde estamos llegando, dando cabida y aplaudiendo la sinrazón. Como en otros sucesos deportivos, se premia al ofensor, que logra su objetivo de desconcentración del afectado o perjuicio de su squadra que pierde un jugador de campo. Terrible. 

Resumiendo, considero que no se puede dar más importancia a lo sumamente secundario o tangencial al espectáculo deportivo, y que se deben tomar medidas ejemplarizadoras y sancionadoras hacia estos actos. De diferente calibre sin duda estas dos situaciones comentadas, pero ambas sin pasar por alto. Algunos esconden lo importante, el abucheo e insulto, y arremeten con prensa enfocada a la cabeza contra un gesto erróneo, pero disculpable y no tan grave. Una patada a un rival y un elogio al actual campeón intercontinental, gesto fuera de lugar, pero tampoco ofensivo hacia el rival en cuestión, no miscible ni comparable al Real en palmarés. Del tema del exjugador del Standard, directamente opino la resolución que debería producirse, una multa escandalosa acompañada del cierre de algún encuentro, constando este acto como antecedente para posibles venideros del mismo nivel de arrogancia.

Señores del fútbol y del deporte en general, midan por favor y valoren en consecuencia unas acciones y otras. Apoyen o critiquen a Ronaldo, pero por su juego, no por estos minuciosos detalles intrascendentes. Estas figuras son ejemplo para los niños y aunque son tremendamente privilegiados en todo, también tiene derecho a equivocarse, más si casi al instante piden perdón. Sino se piensa con la cabeza se puede llegar a lo grave, dar la razón a las situaciones drásticas que llevarán a alguna tragedia, esta sí hipotéticamente, llorada por todos, pero a toro pasado.

Gracias solo por leer este artículo y reflexionar... Y, por supuesto, #CristianoBalónDeOro y #HalaMadrid! 

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