Formas de ser, maneras de vivir


En estos días estamos aconteciendo, de nuevo, a otra imagen paupérrima del FC Barcelona, que vuelve a distinguir, gracias a Dios, a los dos clubes más laureados de España, cules y madridistas. Es por ello, que somos tan diferentes y tenemos visión del fútbol, organigrama, cadena de mando y filosofía tremendamente dispares. 

Lo del tema Messi es de traca y ya aburre, pero no será el último capítulo. En su Génesis ya tuvimos su rivalidad mediática con Ronaldinho Gaúcho. El crack brasileño era un Dios en Barcelona. Llevó al club a recuperar una época de triunfos muy sedienta por entonces, pero poco importó. Como en otros tantos casos la educadísima y ejemplar afición blaugrana pasó página y cambio de ídolo. No es la primera vez, quién no recuerda grandes estrellas culés saliendo por la puerta de atrás. Son los casos de Samitier, Schuster, Laudrup, Figo, Ronaldo Nazário de Lima o Rivaldo Ferreira. No obstante, el caso del rosarino tiene para un capítulo excepcional.

Desde que emergió su figura, este personaje ha ido decreciendo en su compañerismo inversamente proporcional a su crecimiento físico artificial. Leo, jugadorazo en el terreno de juego por otra parte, es el niño bueno de Barcelona, Cataluña, sus jodidos Països Catalans, Europa, resto del mundo... y la FIFA. Su eterna comparación con Cristiano Ronaldo nunca será sana mientras no haya manipulación, como la presente y esperemos inútil, en el balón de oro de 2014 que se concederá al portugués, muy a pesar del crack Platini, a principios de la semana próxima. Aparte del tema futbolístico, hay otros temas que valorar. La personalidad, decisivo.

Lionel empezó su racha devoradora, como hemos comentado antes, con el Gaúcho. Cierto es que la indisciplina del carioca hizo méritos por inclinar la balanza a favor del argentino, pero el ya dio su primera puñalada. Más recientes y sonados son los casos de Etoo, lo que perdía por las declaraciones salidas de su boca eran notablemente compensadas con sus cifras goleadoras y trabajo defensivo en la presión; Zlatan Ibrahimovic, qué decir de este genio, su talento siempre le apróximo al Bernabeu y su talla mundial es indiscutible; o de Villa, goleador histórico nacional, que acertó yendo a Barcelona para agrandar su palmarés, pero tuvo que salir escopeteado de ese paraíso por su españolidad y la ansia de Messi por recibir sus balones. Estos tres últimos casos muy apoyados por Don Josep Guardiola.

Para el filósofo solo voy a dedicar unas palabras. Genio e innovador en el campo, pero me temo que solo para el equipo de "su país". Su nacionalidad solo será entendida allí dentro de España y fuera de nuestra liga está por ver su cadena de éxitos. De momento, fracaso en el Bayern con millones invertidos por dócquier, esos que rajaba del equipo de la meseta, capital de España. Tan cínico e hipócrita como siempre.

Volviendo al tema de cuestión, la enseña de un club está marcada desde su escala de valores a su imagen hacia el exterior. No hay empresa seria, privada sobre todo, que no tenga claramente delimitado su orden jeráquico y las competencias de cada trabajador. Ello es lo que tiene muy bien interpretado y asumido el Real Madrid C.F. y fatal el FC Barcelona. Un organización de tal calibre no puede ceder por defecto a los caprichos de simplemente un jugador, aunque sea el suyo franquicia y por bueno que sea. En un Club serio manda el Presidente, apoyado por su junta. En el terreno técnico, la máxima autoridad es el entrenador o manager, como muy correctamente nombran los británicos. Es indecente que una directiva ceda a las presiones constantes de un jugador.

La penúltima escena fue este fin de semana. Luis Enrique, técnico de nivel y experiencia insuficientes para los catalanes, pero parece que con carácter y pelotas, dejo a tres primeras espadas en el banco en San Sebastián. Tras el marcador adverso, tuvo que sacarlos al campo en la segunda mitad. Decisión seguramente incorrecta y que yo no comparto... pero fue la elegida por la autoridad competente de las alineaciones, él. Tras la derrota en el choque parece hubieron más que palabras en el vestuario. Como no, Xavi e Andres Iniesta, parece intercedieron a favor del sudamericano. Imperdonable imagen de los capitanes y terrible lavada de manos de la directiva. No suficiente con ello, Messi se niega a entrenar el lunes, siendo a puerta abierta al público para mas inri. Desea sancionarlo, pero es frenado por la cúpula de pelotas. Terrible. Resumen de la fiesta, Lucho saldrá vapuleado por la puerta de atrás a final de temporada... o lo que es más drástico, será cesado si la crisis sigue abierta, no cede a las pretensiones de Leo, o incluso pierden el encuentro del próximo fin de semana ante el Atético. 

Recalco, son situaciones que nunca de pueden dar en una institución seria, responsable, ejemplar. Si he alabado alguna cualidad de Mourinho por encima del resto, es su personalidad y autoridad. Nosotros también tuvimos una situación fea e indeseable hace dos temporadas, pero el de Sétubal la cerró como tocaba, con su consideración mejor para el equipo. El topo fuera. Habían debates y fuertes, pero Florentino dejó hacer a su máximo responsable en lo deportivo, el técnico.

Ésta es una de las grandes diferencias entre blancos y azulgranas, merengues y culés, o simplemente líderes y segundones. La grandeza de un club la marca su palmarés, pero no tengan duda, para conseguir aumentarlo hasta la cúspide solo hay un camino, la normalidad e idealidad de su estructura. Con ello todo es posible, sin ello es imposible. Mientras las políticas sigan así, los madridistas nos frotaremos las manos, seguiremos ampliando y agrandando nuestra diferencia con ellos.

Tomemos ejemplo de lo que estamos viendo estos días en La Masía, desde su presidente Bertomeu a Messi, y no caigamos nunca en sus errores. Floper devolvió al Madrid a la gloria, pero no olviden, no solo deportiva. Ello es prioritario, pero también es fundamental la imagen. No quiero recordar cómo estabas las arcas económicas en la época de Lorenzo Sanz o qué trampas institucionales realizó Ramón Calderón. Mientras el Sr. Pérez esté en la casa blanca estamos a buen recaudo. No queremos mercenarios, tenemos gente comprometida y simplemente válida para esta gran responsabilidad. Simplemente liderar, y nunca mejor dicho, al mejor Club de la Historia del Fútbol, ninguna broma.

Gracias madridistas por apoyar nuestra gestión... y también a Messi, por demostrarnos el teórico líder o estrella que no deseamos tener.

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