Gran recuerdo, mal presente


El reciente fichaje de Lucas Silva nos demuestra la escasa confianza que tiene el cuerpo técnico hacia Illarramendi y Khedira, que en su momento se tuvieron en elevada estima pero que por distintas razones hoy son más una rémora que una ayuda para el equipo. Pasemos a analizar estos 2 casos por separado:

Sami Khedira fue una de las grandes apuestas del todavía añorado para muchos de nosotros, José Mourinho, quien no dudó en apostar por él tras cuajar un pletórico Mundial 2010 en el que el mediocampo alemán formado por Schweinsteiger, Khedira y Ozil en la mediapunta asombró al mundo futbolístico y cuyo camino fue truncado en semifinales por aquel majestuoso cabezazo de Puyol. Tras ver el rendimiento dado en aquella cita Mourinho no dudó en traerse a nuestro equipo a 2 de los miembros de ese formidable centro del campo alemán. 

Khedira no sólo fue indiscutible para el seleccionador alemán Low en ese Mundial, sino también en la Euro 2012 en la que Alemania fue eliminada en semifinales por la Italia de un Balotelli en estado de gracia en ese momento, tal es la confianza de Low en Khedira que tras su lesión del año pasado que le ponía en peligro la disputa del Mundial, el seleccionador alemán le prometió que si se recuperaba a tiempo le convocaría para Brasil aunque no estuviera en plenitud de condiciones.

Durante la época de Mourinho en el equipo, el rendimiento de Khedira como pulmón del equipo fue magnífico, la pareja que formó junto a Xabi Alonso en el mediocampo daba un equilibrio notable al equipo, solo hay que volver a ver la final de Copa 2011 ante el Barça para darse cuenta del papel fundamental de Khedira en el Madrid de Mou, pues aquel trivote que dispuso Mourinho alineando en el mediocampo a Khedira, Xabi Alonso y adelantando a Pepe al mediocampo superó con creces a los centrocampistas azulgranas que tantos problemas nos habían creado en anteriores ocasiones.

Sami Khedira fue titular indiscutible durante las 3 temporadas en las que Mourinho entrenó a nuestro equipo, pues el portugués valoraba sobremanera su gran capacidad de sacrificio para un trabajo de coberturas a los laterales muchas veces menospreciado, así como su impresionante despliegue físico en la mayoría de los partidos, será o no casualidad pero durante la etapa del anterior entrenador cuando Khedira era titular indiscutible el equipo rara vez se partía, pues una de las mayores virtudes tanto del jugador alemán como de Xabi Alonso es su gran sentido táctico.

Echando la vista atrás lo ideal habría sido venderle ese mismo verano junto con Ozil, pues hoy nos parece un crimen recordar que el club rechazó los casi 40 millones que el Manchester United ofreció por este centrocampista alemán, tan admirado por unos en ese momento y tan maltratado por la prensa española como cualquier jugador que no les ríe las gracias y se pone a su servicio.

Cuando llegó Ancelotti Khedira siguió siendo un fijo en el once, de hecho uno de los mejores partidos de la pasada temporada fue un 3-0 endosado a la Real Sociedad con un mediocampo formado por Khedira, Xabi Alonso y Modric, una semana después de ese partido llegó su grave lesión de rodilla en un amistoso que Alemania jugaba ante Italia, y en mi opinión, desde aquella rotura de ligamentos nunca se volvió a ver al Khedira en plenitud de condiciones que ofreció durante la época mourinhista. 

Desde aquella lesión de rodilla, Khedira ha tenido un carrusel de feos gestos hacia el club que le lanzó a la fama pues durante el período de recuperación rechazó la primera oferta de renovación por parte del club, recuperación que desarrolló mayoritariamente en Alemania pues su única ambición en ese momento era estar recuperado para los últimos partidos de la temporada, para de esa manera llegar a tiempo a jugar el Mundial de Brasil. 6 meses después de su lesión, Khedira regresó al equipo a principios de mayo en un penoso partido del equipo contra el Celta y posteriormente disputaría como titular la final de la Champions ante la baja por sanción de Xabi Alonso.

Este pasado verano  rechazó una nueva oferta de renovación por parte del club y además llegó Kroos para jugar en su posición  además tuvo el despreciable gesto de no acompañar y presenciar en directo el partido de sus compañeros en la vuelta de la Supercopa de España prefiriendo ir a Alemania a ver jugar en directo un partido de su hermano pequeño, por todo ello su salida parecía hecha al acabar contrato en este recién comenzado 2015 pero ninguna oferta le satisfizo por lo que el club no pudo ni quiso desprenderse de él por lo que acabó saliendo Xabi Alonso, y Khedira continuó en el club para cumplir su último año de contrato siendo más un estorbo que una ayuda para el equipo, porque la frescura y el gran derroche físico que oxigenaba el equipo durante la época de Mourinho las continuas lesiones de diversa índole que ha encadenado se lo arrebataron y ya solamente son un recuerdo.

El caso de Asier Illarramendi es similar aunque el jugador de Mutriku tiene mucha menos experiencia que el campeón del mundo y de la Champions en el pasado 2014, Illarramendi fue fichado el verano que llegó Carletto pagando la cláusula de rescisión a la Real Sociedad, llegó junto con Isco para “españolizar” el equipo y tras cuajar un espléndido Europeo Sub-21 en Israel fue fichado como el mediocampista del futuro.

En un principio, los partidos que Ancelotti le concedió la pasada temporada al centrocampista vasco, Illarra dio la talla especialmente en el Clásico de la primera vuelta en el que tuvo salir a apagar el fuego de aquel ataque de entrenador que le dio a Ancelotti situando en el mediocampo a Sergio Ramos, en aquel Clásico Illarra controló el mediocampo desde su salida al terreno de juego y el equipo mejoró considerablemente desde ese momento.

El jugador vasco fue gozando de minutos conforme avanzaba la temporada aunque nunca fue titular indiscutible e incluso anotó 2 goles, uno en el Bernabéu ante el Elche y otro en Anoeta, ante la Real Sociedad gol que ni celebró al estar marcando a su equipo de toda la vida. 

Aparte de algún cómico asunto extradeportivo como su disfraz de carnaval corriendo delante de una vaquilla, el centrocampista de Mutriku quedó marcado por el partido de Dortmund en el que su error en el pase al portero que dio origen al segundo gol del Borussia Dortmund sepultó psicológicamente al centrocampista vasco, a pesar de que el balón que le había cedido Sergio Ramos ni mucho menos era sencillo de gestionar. Pero desde aquel espantoso partido del equipo en Dortmund, Carletto perdió la confianza en él hasta el punto de preferir en la final de Lisboa a un Khedira recién salido de una larguísima lesión antes que a él.

En verano se rumoreó su salida cedido a algún equipo de Primera para que dispusiera de continuidad, pero el que se fue cedido fue Casemiro por lo que a Illarramendi se le concedió una segunda oportunidad ya que al parecer se rechazaron ofertas muy jugosas por él, especialmente una del Athletic de Bilbao. Sin embargo, Ancelotti este año apenas le ha dado partidos y cuando ha jugado han sido minutos intrascendentes salvo la semifinal del Mundialito de Clubes, en la que no le quedó más remedio que poner al jugador de Mutriku ya que James y Modric estaban lesionados y Khedira aún se recuperaba de un fuerte golpe en la cabeza que sufrió en la eliminatoria de Copa, pero es indudable que cuando ambos están al 100% y cuando Ancelotti debe elegir entre los protagonistas de este artículo siempre elige al centrocampista alemán.

Por todo lo expuesto, a pesar de tener 6 mediocampistas de gran calidad como Kroos, Isco, James, Modric, Khedira e Illarra viendo los minutos acumulados comprobamos que la lesión del croata ha provocado que los 3 primeros jueguen casi todos los minutos, y la escasa confianza del cuerpo técnico en los suplentes nos ha llevado al punto de tener que traer en verano a uno de los mejores centrocampistas jóvenes de Brasil, que parece ser en el club se le sigue la pista desde hace mucho tiempo. 

Una vez más se demuestra que cuando un club que ficha en invierno es porque algo planificó mal en verano y es que nadie comprende que ni Khedira ni Illarramendi saliesen en verano para invitarles a salir solamente seis meses después.

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