Una frase célebre y representativa, dónde las haya, de Gore Vidal (escritor, ensayista y periodista estadounidense) es: "Estilo es saber quién eres, qué quieres decir, y que todo te importe un bledo". Tras hacer una leve reflexión sobre este lema, irremediablemente se me viene a la mente una de las personas que mejor lleva a cabo dicho entramado. Sí, es el que estás pensando; ese no es otro que Álvaro Arbeloa Coca. Aquel salmantino que debutó con el Real Madrid, el club de sus amores, un lejano 17 de octubre de 2004 frente al Real Betis Balompié, tras varios años escalando peldaños en las categorías inferiores donde se consagró en la 2004/05 con el por entonces Real Madrid B siendo el artífice del ascenso a la División de Plata junto a otras figuras consagradas ya en el panorama internacional como Juan Mata, Álvaro Negredo o Roberto Soldado. Después de su paso por Riazor y su aventura en Anfield, dónde se consagró como jugador de primer nivel, regreso al club de su vida un 29 de julio de 2009, eclipsado por los focos de Cristiano, Benzema y cía. Hoy, 8 de mayo de 2016, uno se siente apenado por el adiós de una de las personas que mejor ha defendido el escudo que lleva grabado a fuego en el pecho.
Una figura ejemplar, honesta e íntegra. Un profesional como la copa de un pino, que ha defendido siempre al Real Madrid; hecho cuyo valor se eleva al cuadrado cuando te das cuenta del nivel de reticencia con el que la sociedad deportiva ha maltratado al Real Madrid hasta unas límites nefistofélicos, y que, conjugado con el antimadridismo más rancio y anacrónico, ha hecho que defender al Real Madrid con la maestría y elegancia como la lleva a cabo nuestro espartano esté tan mal visto y degradado. Por medio de estas líneas te quiero agradecer todo lo que has hecho por el club de Chamartín, por representar tan bien a tu club y ser el paradigma de los valores madridistas; garra, sacrificio y honor. Por actuar acorde a unos parámetros mourinhistas que te hicieron ganarte enemistades en el vestuario; pero que lo preferiste antes de poner la otra mejilla. Gracias por simbolizar con un estilo faraónico ese madridismo puro y salvaje del que nos nutrimos una maravillosa minoría para sobrevivir. Por antonomasia, tu labor será reconocida y venerada en el madridista de bien, lejos de los que te tildan de coletillas cuyo fundamento se cae sobre su propio peso. Lo has ganado todo tanto a nivel de club como de selección y sigue presente esa aureola de humildad sobre ti, anteponiendo lo eterno e inmutable; club, a lo mutable y perecedero; intereses personales de diversa índole.
Espero que sea un punto y seguido porque el madridismo necesita más gente de tus características y, ciertamente, eres ese tipo de persona que demandaba Don Santiago Bernabéu. Hoy, 8 de mayo, además de una despedida y una oda tanto a la capitanía como a la profesionalidad ha sido una ofrenda a una gran persona y a un sobresaliente deportista. Gracias por todo cap17án. Te estaremos eternamente agradecidos. Vuelve pronto.
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