En primer lugar me gustaría empezar dando las gracias a Meritocracia Blanca por ofrecerme la oportunidad de escribir para su web y para todos los lectores madridistas que la siguen,es un honor.
También,antes que nada,tengo que dar la enhorabuena al equipo de mi pueblo,el Atlético Mancha Real (@atmanchareal) que,aparte de ser el único equipo de la provincia de Jaén que va a jugar la Copa del Rey la próxima temporada,ha conseguido un logro histórico ascendiendo a la 2ª División B en una temporada espectacular.Espero,deseo y me encantaría un Real Madrid vs Mancha Real en la Copa.
Bueno, tras este fin de semana redondo para los madridistas y habiendo pasado unos días ya para asimilar (o casi) que somos campeones de Europa por undécima vez, llega a su fin la temporada 2015/16, una temporada un tanto rara para nosotros como ya sabéis, qué os voy a contar que no sea nuevo.
Benítez, a pesar de su madridismo, no funcionó y qué decir de lo de Cádiz. Echarle en enero fue más que un acierto; sin embargo, en ese momento, ¿quién confiaba en que la temporada iba a terminar como ha acabado, con la Undécima conseguida y en la Liga a un punto de obrar el milagro? NADIE.
La opción de Zidane como sustituto de Benítez se proyectaba más a la siguiente temporada, que cogiera experiencia en esta para que a la siguiente empezara un proyecto como Dios manda. Experiencia, ese se antojaba como el mayor problema para el francés.
Con lo que no contábamos los madridistas es que Zidane es un elegido, un elegido del fútbol, atemporal. Su nombre está ligado a la Novena como jugador, a la Décima como ayudante y a la Undécima como entrenador. Un genio, siempre transmitiendo paciencia a los madridistas con frases como “Todavía no hemos ganado nada”.
Madridistas o “madridistas” que, ante un triunfo como el del Camp Nou se les desataba una alegría desmedida surgiendo aberraciones como lo del famoso “Dónde está la MSN” y ante derrotas como la del Wolfsburgo todo eran críticas y pesimismo. Hay gente para la que no existe un término medio; sin embargo, Zidane se mantuvo al margen de eso, trabajó y trabajó, nunca dando nada por hecho y, aunque la Liga no se consiguió al final, la Copa de Europa es nuestra.
Curiosa la frase esa, ¿no? “La Copa de Europa es nuestra”. Y es que es cierto de alguna manera, la Copa de Europa o Champions es al Madrid lo que el Mundial a la Canarinha, por ejemplo. Historia del fútbol.
Es cierto que hubo años en los que nos dio la espalda, esos 32 años hasta que se ganó la Séptima, esos 12 años hasta conseguir la ansiada Décima, pero el balance es espectacular: 14 finales, 11 títulos. Gente como la de mi generación no hemos visto perder al Madrid ninguna final de Champions: ningún “minuto 93”, ninguna remontada escandalosa como la del 3-0 del Liverpool al Milán en Estambul o en el tiempo de descuento como la del United al Bayern en Barcelona.
El Real Madrid parece estar unido a esta competición y ojalá sea así para siempre.
De este sábado, del partido y de lo que aconteció después, también me gustaría hablar.
La final fue un partido raro, con muchas fases, el Madrid empezó arrasando y cuando se consiguió el gol, la historia de siempre, la maldita relajación. El Atlético aprovechó esto y en la segunda parte consiguió empatar el partido teniendo más el balón que el Madrid, pero así el Atleti no se siente cómodo y el Madrid tuvo unas cuantas ocasiones muy claras en las que si no es por Oblak, el partido ni hubiera llegado a la prórroga, pero se llegó y tras esto, los penaltis, con el resultado que todos sabemos: locura y alegría máxima para todos los madridistas y la decepción y la tristeza de los atléticos.
Antes de que empezara el partido era más que obvio que el resultado iba a ser este, ya fuera para un lado o para otro. Tengo que confesar que la imagen de Juanfran llorando me dio pena, pena porque en ella vi reflejadas las caras de amigos y gente importante para mí que son del Atleti y solo les puedo decir que mucho ánimo; eso sí, tampoco hay que ser hipócrita, perder la final me hubiera dado mucha más pena. Las cosas como son.
Pero no, ganamos, y los madridistas salimos a Cibeles en masa a celebrar y a esperar allí a que llegara el equipo más de 7 horas estando de pie. He de decir que el ambiente no era igual que el del día de la Décima, llegabas allí buscando gente con la que cantar y celebrar esa victoria tan importante y lo que encontrabas en los alrededores de la fuente era un macrobotellón con un escenario y altavoces en el que se escuchó más veces la nueva canción de Enrique Iglesias que el himno del Madrid.
Era muy triste que, si querías cantar cosas de tu equipo, te tenías que salir fuera del recinto hecho por la Policía para que no te molestara la música que nada tenía que ver con el Madrid. Un muy amigo mío con el que estuve celebrando la Undécima me dijo que, en las diferentes entradas a Cibeles en las que la Policía impedía el paso de cristales y demás, tenían también que prohibir el paso de gente que no se supiera ninguna canción del Madrid y no valía la de “Cómo no te voy a querer”.
Estoy seguro que más de uno está de acuerdo con estas palabras.
También hay que decir que la noche acabó sin algún incidente y con muchísimas personas, entre las que me incluyo, aguantando allí hasta que llegó el equipo pasadas las 8 de la mañana.
Y ahora, una vez puesto el punto final a la temporada, nos vienen unos meses sin elReal Madrid y cuando vuleva, ojalá la 2016/17 empiece lo mejor posible con la Supercopa de Europa ante el Sevilla con Zidane en el banquillo y con Keylor y Casemiro titulares, no necesitamos ni a De Gea ni experimentos con galácticos en el lugar de Casemiro, se lo han ganado.
Muchas gracias, un saludo a todos y HALA MADRID.
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