Nuevo año, misma mierda


Posiblemente sea una obviedad lo que voy a decir, pero esperar que en 2016 las cosas cambien en el Real Madrid (o en cualquier otro aspecto de nuestra vida) es esperar a Godot. La mierda sigue siendo mierda, aunque decidamos cambiar la última cifra del último número de la fecha.

Posiblemente me haya perdido algo por mi prohibitivo gasto y consumo de bebidas alcohólicas la noche del 31, pero a 2 de enero de 2016 las cosas siguen igual: campañitas en la prensa, caos institucional, jugadores malcriados, entrenadores acomplejados y aficionados odiosos.

No vamos a negar que una presunta persecución a 200 km/h, tipificada como delito por el Código Penal, por una de las principales arterias de la capital de España no sea una noticia relevante. Tampoco podemos dejar de señalar a su autor, el colombiano James Rodríguez, como un jugador que está cayendo en el proceso que denomino "gutificación" (esto es, atesorando un talento descomunal tirarlo por la borda negándose a cuidarlo y a usarlo). Pero es indignante, señores de As, Marca, Cope, Ser y un largo etcétera, que el tratamiento de hechos penalmente relevante sea muy distinto en función del equipo al que pertenezca el sujeto activo del delito presuntamente cometido. Para más señas, recomiendo leer el análisis que hace el gran @MaketoLari sobre este tema en un sólo tweet. Además, la prensa de Madrid se permite el lujo de reírse del entrenador por denunciar una campaña sobre la que algunos llevamos años llamando la atención. Lo normal, ¿no?.

Del caos institucional dejaré que otros más preparados y con una pluma más afilada que la mía hablen, pero en la mente de todos está el caso Cheryshev.

Respecto a la lamentable actitud de los jugadores sobre el campo, y fuera de él, podemos señalar infinidad de casos. Lo visto desde Sevilla sólo es la señal de un vestuario putrefacto, que hace de la burla directa al entrenador e indirecta al aficionado su seña de identidad esta temporada. Las virtudes de la autogestión, unidas a la ausencia de la figura de un capitán (y por favor, no me digan Ramos y Marcelo, que me entra la risa) se hicieron patentes en el segundo año de Ancelotti y las seguimos viendo ahora. Con la marcha del ex-portero se hizo gran parte del trabajo, pero no todo, siquiera la mayoría. El que suscribe está harto de indolencia en el verde, de encaramientos con el público, de renovaciones injustificadas, de conjuras que son una mera excusa para salir hasta las tantas y de toda la porquería que arrastran esas once almas en pena que vemos cada fin de semana cada vez que hay que jugar un partido.

Respecto al entrenador, he de confesar dos cosas: cuando se empezó a hablar de su llegada, pensé que era una broma de mal gusto; y el día de su presentación, me ilusionó, pues vi que había puro madridismo dirigiendo a mi equipo... pero el día del Barcelona lo que vimos fue a un pobre hombre superado por unas injustificadas y repugnantes burlas que vinieron desde el mass media deportivo antes incluso de que pusiera un pie en Madrid, y que cristalizaron con la alineación de un once exigido por la afición, pero no querido por él. Ese fue su pecado: rendirse ante las exigencias de uno de los peores públicos del mundo. Un público que ha hecho de antimadridistas confesos como Lama o Meana sus Sagradas Escrituras. Además, desde ese partido ha ido encadenando errores impropios de un entrenador que se presupone de su categoría.

Entiendo que pueda haber una oposición a Florentino Pérez, pues ha cometido muchos errores a lo largo de su mandato. Pero los actuales adalides de este movimiento se alían con esos poderes mediáticos que no buscan el fin del mandatario blanco, sino simple y llanamente, la destrucción del Club. Mientras sigan existiendo estas alianzas con medios que difaman constantemente, cualquier rival del presidente se verá desvirtuado. En el Santiago Bernabéu, para más inri, tenemos que aguantar los pitiditos de siempre, menos para los niños bonitos de la afición que, casualidades de la vida, son los que más ladran en los medios. 

Este es el panorama que tenemos en enero de 2016. ¿Año nuevo, vida nueva? Mentira. La putrefacción sigue ahí, y personalmente, no veo posible el cambio que necesita el Real Madrid. Feliz año nuevo a todos, y mucha suerte, porque la vamos a necesitar.

Post Scriptum: Un saludo para cierto exjugador que dedica más tiempo a defenderse de las críticas en Twitter (bloqueando a la gran mayoría, por cierto), que el que dedicó a defender a este Club mientras fue su capitán.

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