Pablo Laso 2018


El pasado 23 de diciembre el Real Madrid comunicó la renovación de su entrenador de baloncesto,Pablo Laso,hasta 2018,un anuncio que fue interpretado por la mayor parte de la afición como un premio por la triunfal temporada 14/15,la más exitosa en la historia de la sección,en la que se conquistó la Euroliga,la Liga,la Copa y la Supercopa.

Sin embargo, el técnico vitoriano siempre ha sido desde que arribó al banquillo blanco una figura controvertida en el seno del madridismo. Su fichaje  en el verano de 2011 descolocó a la afición. Laso había sido un jugador histórico de la Liga ACB, sigue siendo a la sazón el máximo asistente de la historia de la competición, pero su paso por el club, apenas 2 campañas en las que solo se ganó un título europeo menor, no dejó ninguna huella y como técnico su bagaje era bastante discreto. Para los más malpensados, su contratación demostraba la apuesta del club por una sección de baloncesto de bajo coste, primer paso hacia el inevitable cierre de la otrora gloriosa sección.

A pesar de tan malos augurios, Laso demostró desde un primer momento conocer mejor el terreno que pisaba que su antecesor en el puesto, el laureado entrenador italiano Ettore Messina. El vasco recuperó el juego alegre y rápido que siempre había caracterizado al baloncesto madridista, y con decisiones tan discutidas como asentar a Llull en el puesto de base o predominar el juego exterior sobre el interior, logró que en la competición doméstica el equipo volviera, después de mucho tiempo, a mirar a los ojos a su gran rival, el Barcelona, al que batió en la final de Copa disputada en el Palau Sant Jordi. No obstante, para sus detractores la temprana eliminación europea y la derrota en la final ACB contra el Barça, fueron producto de la poca talla profesional del técnico blanco.

El fichaje de Rudy Fernández apuntaló el proyecto de Laso, y tras un periplo europeo más exitoso de lo inicialmente previsto, el equipo se plantó, 18 años después, en la final de la máxima competición continental. La derrota contra el Olympiakos, no empañó del todo una gran temporada, que tuvo como colofón el título ACB, ganado contra el Barcelona en un quinto partido con el Palacio entregado como hacía muchos años que no se recordaba. A pesar del título de Liga, para sus críticos la derrota en la final europea, en la que se desperdició una importante ventaja, era achacable a un técnico al que la final le había venido grande.

En la siguiente temporada, 13/14, el Real Madrid fue una máquina perfecta, con una andadura arrolladora tanto en la ACB como en la Euroliga, practicando un baloncesto que hacía años que no se veía en el viejo continente. Sin embargo, la inesperada derrota contra el Maccabi en la final de la Euroliga, y el posterior desplome en la final ACB, contra un Barcelona al que semanas antes se había aplastado en la Final Four, hacían que la que se preveía como una triunfal temporada blanca terminara como un rotundo fracaso. El juego desplegado había sido magnífico, pero la cosecha de títulos, Supercopa y Copa del Rey, sabía a poco para una afición blanca que se había vuelto a enganchar a su equipo de baloncesto. Para afición y prensa las horas de Laso como entrenador madridista estaban contadas, el proyecto del baloncesto blanco necesitaba un revulsivo en el banquillo, y el principal responsable del desplome final blanco era un técnico que no había sabido dosificar a su plantilla.

Ya sea porque desde los despachos se seguía confiando en el técnico vitoriano o porque desde el club no se quiso afrontar el desembolso económico que suponía su despido y la contratación de un nuevo entrenador, la campaña 14/15 comenzó con Laso en el banquillo madridista. Tras un inicio titubeante, en el que una vez más el técnico estuvo en la picota, el conjunto blanco consiguió esta vez llegar más fresco y fino al tramo final de la temporada y firmar, con la consecución de los 4 títulos en juego, la temporada más exitosa de la historia de la sección de baloncesto del Real Madrid. Era la revancha perfecta para un técnico, que a pesar de los títulos ganados y haber devuelto al baloncesto madridista a la élite del baloncesto continental, se le había constantemente ninguneado su valía profesional. 

Laso, para unos principal  responsable del resurgimiento de la sección y para otros rémora, tiene en este momento dos retos que afrontar: el primero y a corto plazo enderezar la temporada del equipo, que a causa de las lesiones y baja forma de jugadores claves y la falta de acoplamiento de los fichajes, está resultando más complicada de lo previsto. Y el segundo y más importante afrontar la renovación del equipo campeón sin que el Madrid abandone el lugar que le corresponde, la élite del baloncesto europeo.

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