Inicio… ¿de?


Pues ya llegó el deseo que muchos pidieron —pedimos— para Año Nuevo: Benítez Out-Zidane (para algunos no importaba el nombre propio en concreto) In.

Partido solventado con goleada, ante a una afición no enfrentada, que aplaudía el vídeo de bienvenida (con un FP aún con pelo, ante el asombro de muchos que habían olvidado quien le trajo al RM) y una clase en el banquillo, perdida hace años.

A ratos, fue un buen partido. Eficaz cuando tenía que serlo y menos, cuando decidían — para no perder  la costumbre— bajar los brazos; por suerte en esos momentos de brazos caídos el rival, a diferencia de otras ocasiones, no estuvo acertado de cara a puerta. ¿Oportunidades? Sí, y algunas bastante claras en las que la suerte y nuestro portero, evitaron que se materializaran. Aunque Víctor Sánchez del Amo no dejara en el olvido la diferencia de presupuesto (que tres días después no debió ser razón para la segunda goleada consecutiva frente al Mirandés), nuestros delanteros —si se puede considerar así a Bale— estuvieron acertados y realizaron un partido dentro de lo que hay que esperar como mínimo, en cualquiera que defienda nuestra camiseta.

Defienda en cursiva, sí, porque te guste más o no tu jefe, ante todo debe primar la profesionalidad; profesionalidad, que ha brillado por su ausencia en el 80% de nuestra plantilla. 

El sábado salió todo bien pero… ¿y cuándo vengan mal dadas, que vendrán? ¿No volverá a resquebrajarse la supuesta unión de la afición? Unión que muchos insisten en que rompió Mou, y Benítez se alejó mucho de recomponer en torno al equipo.

ZIDANE, ese jugador que se traduce en clase, calidad, elegancia, goles, asistencias imposibles; jugador, para el que no importaba cuál fuera la altura del césped, la humedad del mismo o la calidad del equipo contrario; jugador, que se retiró antes de tiempo atendiendo a la clase y saber estar (cabezazo incluido) que atesorara. Ahora, a todas estas virtudes se une el volver a unir al madridismo. 

Permitidme que me ría, pero pongo muy en duda dicha unión. Primero, porque es una opinión —que no información, para variar—, de la prensa. Segunda, porque en Zidane ven al jugador, si hubiera sido otro con su historial de entrenador, la respuesta hubiera sido completamente diferente. Tercera, ¿no se hubieran echado ya encima esta misma afición, objetiva, con amplios conocimientos acerca de lo que supone entrenar y lidiar con un vestuario colmado de egos, frente a la noticia de que una de las causas —aunque no todas, vale— por la que amenaza sanción de FIFA, es tener a los hijos de Zidane en el RM?

¡Ay! ¡Cuántas contradicciones nos atesoran! Suerte, que para muchos, todas son culpa de FP y pueden dormir cada noche sin problema pudiendo señalar con el dedo al presidente electo, ¡ah, claro! Que nadie más podía presentarse por la incomprensible norma de tener una situación económica por encima del resto del mundo… Si esto pudiera aplicarse a la política… igual las «rastas» no se verían en el Congreso.

En definitiva, y como titula este post Inicio… ¿de?: ¿Qué buscamos en Zidane? ¿Qué vemos para ese apoyo incondicional?.

Yo, busco un juego digno del Real Madrid; lejos de ese dichoso tiki-taka que aburre como a las vacas mirando al tren; busco, un juego rápido y bien hecho alejado de centrarse única y exclusivamente en apuntalar la defensa (que también es importante), pero se nos olvidan que en nuestra Historia, si nos metían 3 nadie se llevaba las manos a la cabeza porque nosotros metíamos 5.

Me da igual el «bienquedismo» de una afición unida. ¿Para qué leches quiero unirme yo a la vieja (con todos mis respetos) que se sienta detrás de mí partido tras partido, y desconoce treinta años después lo que es un fuera de juego, o una regla tan lógica como que no se puede jugar si el portero está lesionado y pretende que salga fuera del terreno de juego para que se continúe jugando? Para nada, no necesito para nada, unirme a esa señora, por mucho respeto que merezca su avanzada edad; ¿y unirme a los «believers» de cada jugador? Esos que se suponen tienen más neuronas activas que la señora mayor y juntos no suman ni la de Sergio Ramos.

No. Me niego en rotundo.

Quiero un equipo competitivo. Un equipo al que le dé igual quién le entrene y solo les mueva el respeto por el escudo que llevan en el pecho. Quiero un equipo que me enorgullezca tras ver cómo se han dejado la piel en el campo después de cada partido.

¿Confío en Zidane? Sí, pero sin olvidarme que cómo entrenador tiene que demostrar todo lo que le nos demostró como jugador. Aún así, tiene a su favor algo que otros no tienen: su relación con los jugadores, el respeto que solo su presencia inspira y la actitud que muchas veces vimos al lado de Carletto.

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