Florentino Pérez, un empresario que cierra negocios de millones de euros con facilidad pasmosa, carece sin embargo para el Real Madrid que preside de una verdadera política de comunicación
A nadie serio puede escapársele que la imagen que especialmente instituciones y empresas, así como nosotros mismos, transmitimos a los demás es algo básico. Si la mujer del César no sólo ha de ser honrada sino también parecerla, los expertos en ventas y marketing se estrujan el cerebro para buscar nuevas formas de conseguir más clientes en una época de crisis, en la que todos los sectores han ido perdiendo empleados, menos precisamente el dedicado a vender y exponer la imagen de una marca ante el público.
Sin embargo, en esta vida nunca dejas de sorprenderte, y Florentino Pérez, el Presidente del Real Madrid, el mejor club de fútbol del Siglo XXI y de siempre, el hombre que cierra negocios multimillonarios con ACS como quien pestañea, ve cómo su imagen se deteriora a pasos agigantados en todas partes, tanto a nivel empresarial como en el deportivo e institucional. La debacle del 0-4 del sábado 21 de Noviembre, donde un Barcelona ya acostumbrado al liderazgo de Luis Suárez y con Messi en segundo plano goleó a un Real Madrid indolente y desnortado, no sirvió para que Florentino Pérez encontrase una fórmula con la que calmar los ánimos. Todo lo contrario: volvió a comparecer ante los medios de comunicación como acostumbra, en la soledad de su atril y siempre a la defensiva, como otrora hiciera en crisis semejantes, amenazando con demandas e insinuando posibles conspiraciones en la sombra. Huelga decir que las demandas contra los Alfredo Relaño y similares apenas llega a un mero resarcimiento personal, dada la escasa cuantía económica que el propio Floper atribuye a su honor (100.000 euros son una propina en el entorno en que se mueve).
¿Qué está sucediendo en las altas esferas madridistas para una defensa del club tan pobre? ¿Es que acaso Florentino no se acuerda de las puestas en escena de sus fichajes galácticos, donde el arropar a un Cristiano, Bale, Kroos o similar ya supone toda una subida de popularidad? Las comparecencias en soledad y a la defensiva no sólo no ayudan a mejorar la situación, sino que refuerzan la imagen que tiene mucha gente de un presidente que toma las decisiones en solitario, al que le molesta cualquier crítica y a quien se le nota ya acorralado y muy cansado de la situación; tanto que muchas de las gestiones que él acometía no hace mucho personalmente, ahora las delega en José Ángel Sánchez.
A todo esto, ausencia total de los capitanes madridistas a la hora de defender al club, no sólo en la derrota más bochornosa en muchos años sino también cuando es atacado por los medios de comunicación. La capitanía la ocupa un jugador sobrevalorado y endiosado como Sergio Ramos, ¡el mejor central del mundo!, dicen, cuyos fallos en cada partido rozan lo bochornoso, quien también se pone de perfil en los momentos más duros, como hiciera el ya ex madridista Casillas, y nunca comparece junto a Floper más que para sellar una jugosa e inmerecida renovación. Querámoslo o no, en el Real Madrid por desgracia mandan los jugadores, y Florentino Pérez es responsable de no haber puesto coto a este desaguisado que, no lo olvidemos, fue el motivo que él esgrimió para abandonar la presidencia del club en el año 2006...
Tampoco su intervencionismo excesivo en todas las esferas del club ha servido para mejorar la situación. Al contrario: para cualquier observador externo, la impresión es que el presidente busca los fichajes en términos de puro negocio de mercadotecnia y venta de camisetas; lógicamente, un jugador mediocre futbolísticamente jamás podrá alcanzar esas cuotas de popularidad que permitan amortizar los fichajes, pero ¿qué clase de jugadores necesita el Real Madrid? En el 2012 se ficha a Luka Modric; en el 2013 se fichó a Isco y al genial Gareth Bale (jugador buenísimo ya sólo con ver las caras de asco y los gestos de menosprecio de la prensa antimadridista); en 2014 se ficha a Toni Kroos. Luego resulta que la plantilla del Real Madrid se llena de jugadores en la posición de mediapunta que el entrenador de turno, Carlo Ancelotti, tiene que reubicar sin decir ni pío bajo la fórmula del «falso equilibrio». Se insinúa que el técnico debiera cuando menos pedir jugadores y alguien dice que quien haga eso tendrá que enfrentar la puerta de salida...
Frente a eso, un Florentino Pérez que sabe que uno de los «símbolos» del club, Iker Casillas, está para el retiro y juega a desgastarlo «políticamente», en lugar de permitir con plena libertad al entrenador madridista que lo deje en el banquillo acaba exigiendo su alineación a toda costa, aunque el portero que le pueda quitar el puesto sea el que se encuentra más en forma del panorama futbolístico internacional. El resultado es pasarse un año en blanco y reforzar al eterno rival. Para más inri, como la prensa antimadridista dice que el adiós de Casillas ha sido muy triste, dando una rueda de prensa en solitario que el propio jugador pidió que fuera así, Floper no tiene mejor idea que jugar a lavar su imagen con un improvisado homenaje que nadie se cree. No queremos ni imaginarnos en qué situación debe estar trabajando Rafael Benítez si tiene los mismos poderes que sus antecesores...
Y es que Floper sólo devuelve las pelotas que sus enemigos, los genios de la pluma y el ordenador, le lanzan constantemente porque no le quieren dirigiendo al mejor club del mundo. Prefieren a un presidente más dócil y amigo de los periodistas. Pero Florentino, en lugar de dejarse aconsejar en un terreno cada vez más espinoso y donde él no pasa de ser un simple aficionado, como el táctico y futbolístico, sigue a toda máquina acumulando cromos, pero sin darse cuenta que una plantilla profesional no son cromos sino jugadores que han de encajar en determinadas demarcaciones. El resultado: grandes números económicos y pobreza de títulos, una liga ganada en seis temporadas y la marcha del único técnico que la ganó con suma brillantez, simplemente porque los jugadores endiosados solicitaron su cabeza. Que nadie se piense que la flamante Real Madrid TV servirá para ejercer una legítima y sabia contrapropaganda: se repetirán los mismos vicios de quien no entiende que haciendo guiños a las principales cadenas televisivas y no dejándose asesorar no se logra remontar la imagen del Real Madrid, sino todo lo contrario.
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