Por qué iría (si pudiera) al Clásico


En primer lugar, me van a disculpar por escribir un artículo que tiene una relación meramente circunstancial con el fútbol, pero tal y como están las cosas, mi conciencia me obliga a escribir estas líneas.

A día de hoy, miércoles, no sé si podré ir al Clásico, ya que dependo de mis compromisos académicos (la vida del opositor es lo que tiene), pero cabe la posibilidad de que efectivamente pueda asistir al partido. Durante toda esta semana hemos vivido una lógica situación de intranquilidad debido a los terribles sucesos acaecidos en París, quizás agravada por la suspensión de diversos partidos de Selecciones. Quizás el ejemplo más lacerante sea lo sucedido en el partido que iba a enfrentar a Alemania y a los Países Bajos en Hannover, paralizado cuando gran parte de los aficionados se encontraban ya en el recinto.

Para más inri, desde el martes llevan apareciendo en las redes sociales, Twitter principalmente, una serie de mensajes de gente que hace pública sus simpatías con la ideología que motivó y ejecutó las barbaridades en Francia, Siria, Irak, Nigeria y otras partes del mundo. En ellos, esta gentuza habla de "sorpresas preparadas para el Clásico", de "volar el Bernabéu" y otras lindezas de semejante calibre. No sé si son las bravatas de un friki con problemas afectivos que vierte su frustración en las redes con el fin de conseguir aceptación social entre otros seres de la misma calaña o si son amenazas reales o fundamentadas, pero yo lo sigo diciendo: si puedo, el sábado estaré en el Santiago Bernabéu.

Por que esta gente son terroristas. Detengámonos en esa palabra, "terroristas". La RAE define el terrorismo en una doble acepción: 1) Dominación por el terror; 2) Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Efectivamente, eso es lo que buscan, que nos quedamos encerrados en casa sin salir, temiendo por lo que nos pueda pasar. Además, como todo buen fundamentalista, tienen como denominador común el absoluto desprecio por aquello que nos hace humanos. Uno de los motivos por los que atentan en un restaurante o en una sala de concierto es que odian la felicidad y la cultura, dos rasgos intrínsecamente humanos, ya que son rasgos que les recuerdan aquéllo que hace tiempo dejaron de ser.

Creo que de los aquí presentes, nadie tiene la capacidad de coger un tanque e irse a Siria a hacerles frente. Para eso están otros, más cualificados y preparados que el ciudadano medio. Pero ello no significa que no podamos hacer nada. Si su objetivo es difundir terror, de dominarnos por el terror, y nosotros nos atemorizamos, habrán ganado la partida. A ellos podemos plantarles cara, y sin pegar un solo tiro, decir: "no tenemos miedo, y para demostrarlo, venimos ante vuestras amenazas a disfrutar de un partido de fútbol". Si no os gusta el fútbol, o simplemente, el hecho de acudir al partido os infunde un justificado temor, tenéis millones de acciones con las que podéis plantar vuestra semilla en nuestra victoria: salid a comer o a tomar una copa solos o con más gente, leed, id al cine, haced el amor con la persona a la que amáis... lo que sea. Porque ellos no soportan la felicidad ajena. No conciben que sus planes no se cumplan.

Por todo ello, este Clásico no será un partido más, ni siquiera un Clásico más. Será la primera de muchas oportunidades que tendremos de hacer frente a esta manada de animales enfermos, sedientos de sangre, y de demostrarles que no tienen nada que hacer.

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