Antaño Blanco... ¿por qué?


Lo recuerdo como si fuera ayer —y ya no somos tan jóvenes, aunque espero que de mentalidad sí—. Las pipas, patatas fritas, berberechos, mejillones y miles de cosas aún más suculentas, vestían la mesa del salón frente al televisor. Era el mejor momento del fin de semana, solo faltaba mi padre junto a mí en el salón, mientras mi madre prefería andar escuchando la radio para no sufrir un infarto. Podría decir que jugaba el RM, pero esa rutina se plasmaba fuera cual fuera el equipo que jugara en abierto; entendido por abierto —y en mi caso en particular—, el partido que emitía Telemadrid.

¿Sabéis que recuerdo de esos sábados, hace ya más de 15 años? Sí, muchos ya lo habréis imaginado: la forma que encontró mi padre de inculcarme lo que significaba ser aficionado del RM —aunque ahora mismo no se pueda traducir como madridismo, sí lo era en aquel momento—, ¿y sabéis qué recuerdo? Nada parecido —ni siquiera cercano— a sistemas de juego, posesión, trivotes… Ni mi padre, ni mi abuelo, utilizaron nunca esos términos.

Muchos comentarios he leído de « ¿ahora como voy a inculcar a mi hijo madridismo?». Así pasa, que voy a una comida familiar el domingo y me encuentro esta estampa frente a la mesa: un sobrino que no quiere oír hablar de fútbol, nunca quiso, no por el partido del sábado; otro, que lleva la camiseta del Valencia; otro, la del Barça; y el último, es indio confeso. ¿Qué se ha hecho mal? Firmaría que venderles solo el ganar, ganar, ganar y ganar, alejado de cualquier sentimiento o pasión.

De vuelta a cómo empezó este post, la frase que tengo grabada a fuego en mi memoria es simple: « Si nos meten 3, nosotros metemos 5, si nos meten 5 remontaremos en casa…». En aquel momento, al ver la ilusión en sus ojos, la manera de expresarlo, el sentimiento en cada palabra, mi cabeza solo podía pensar en grandeza.

Y ¿ahora?.

Ahora, nos hemos dejado influir por la «prensa»; pagada o tuitera.

Ahora, nos hemos dejado influir por el antimadridismo; externo o interno.

Ahora, no dejamos de tener «memoria selectiva»; entendida como aquella que reafirma nuestras opiniones.

Ahora, apenas madridismo puro, todo lo contrario, es bien recibido.

¿Nos hemos parado a pensar, lo infumable que podían ser algunos  partidos para necesitar después tantas remontadas y tanta épica?.

¿Nos hemos parado a pensar, que nuestros antecesores solo vendían la parte buena y dejaban a un lado aquella no merecedora de recordar?.

No, porque ellos, lavaban los trapos sucios en casa, sabían que la grandeza solo era posible si antes habíamos tenido carencia, y ¿para qué vender lo malo si se puede vender lo bueno, el palmarés, la Historia…?.

Ahora todo eso ha quedado atrás y «nos comen la tostada», no solo en lo deportivo sino en todo.

Que algo se hace mal; ya nos encargamos de convertirlo en peor.

Que hay mala imagen o resultados; ya nos encargamos de darle más bombo.

¿Esta afición merece a este equipo?... Hummm, me resulta una pregunta interesante que contestar…

Que somos exigentes; sin duda, y más aún cuando se tienen tantos intereses aún sin nadie que nos pague —de manera oficial— por ellos.

Si esto es como El día de la marmota, ¿es porque rememoramos La Décima? ¿La primera vuelta del último año de Carletto?.

No, es porque esta sensación la hemos tenido más de una vez, y cada uno utiliza «su vez» como la más relevante. Y parece ser que estamos frente a la desaparición del Real Madrid, perdonadme si no me uno a vuestra fiesta.

Hagamos autocrítica, sin ensalzar al contrario.

Hagamos autocrítica, sin pisotear a los nuestros.

Hagamos autocrítica, buscando soluciones sin intereses con cabezas de turco.

Hagamos madridismo de verdad, del que nos inculcaban nuestros padres.

Dejemos a un lado toda la porquería que nos vende la prensa y el que tenemos al lado, solo por hecho de querer tener razón.

Tengamos criterio propio, para lo contrario, ya están el resto de equipos, esos que se alegran de victorias ajenas y derrotas deseadas como único mantra.

SEAMOS MADRIDISMO… todos a una aunque las opiniones no sean las mismas, de lo contrario, no esperemos un Real Madrid que merezca la pena si lo anterior siempre fue bueno, y lo que está por venir, siempre mejor.

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