¿Nervios? ¿Escepticismo? La verdad que miles de acontecimientos están ocurriendo a mi alrededor y El clásico no ayuda a que las cosas se normalicen. El fútbol es la vía de escape de muchos de nosotros, y no sé vosotros, pero yo no puedo sino recordar cómo los vivía cuando era niña.
La televisión local (Telemadrid) estaba desde primera hora de la mañana emitiendo programas especiales —bien es cierto, que con más ahínco cuando se trataba de un RM-ATM— y era imposible evadirse de lo que ocurriría al final del día. No recuerdo ni un minuto que el partido no estuviera en mi cabeza, mientras sentía cómo los nervios se iban adentrando más y más por cada poro de mi cuerpo —menos cuando llegaba mi padre y el telediario se apoderaba de la televisión—, pero incluso en ese momento, el espacio dedicado a los deportes era más amplio de lo habitual. ¡Claro! Espacio deportivo de verdad, o al menos la inocencia de esa edad, así lo vivía. Mi cerebro —o bien porque aprendió a «resetear» desde pequeñita, o porque ese tipo de periodismo no existía— no recuerda a humilla mendigos o juntaletras que manipularan de una manera tan evidente como ahora.
¿Somos nosotros los que lo vemos todo desde otra perspectiva?.
¿Realmente Mou cambió tanto nuestra manera de ver a nuestro equipo?.
¿La frase cualquier tiempo pasado fue mejor, es tan cierta como para querer un cambio tan radical en lo que vemos partido tras partido?.
¿Cómo sabemos que antes todo era tan maravilloso si muchos solo hemos podido verlo a posteriori y no con la continuidad que otorga jornada tras jornada?
Muchos, solo tenemos imágenes, partidos, sin una continuidad como la de ahora; nuestras experiencias basadas en nuestra edad, hace que nuestras opiniones cambien. En mi caso, pienso que el partido de La Décima fue horrible —el recuerdo de ese mismo día— porque, las veces (que han sido muchas) que lo he visto después, he observado mucho más, como es normal. Todo esto me lleva a la misma conclusión, ni lo malo es tan malo: FP, Benítez, imagen…, ni lo bueno es tan bueno: resultados, goles en contra, plantilla.
¡Menuda novedad! ¿Eh? Ni que estuviera descubriendo América. Lo único que quiero explicar, es que nada de lo que vivimos es nuevo, todo esto ya lo vivieron nuestros padres, nuestros abuelos… solo que con distintos nombres. ¿Antes no había vagos? ¿Nadie era corrupto? ¿Ni jugadores que no merecieran vestir la camiseta? Incluso si me apuráis, con la escasa información que se recibía antes comparada en la actual, ¡¿cuánto habría bajo cuerda sin que aún haya salido a la luz?!
Se avecina un clásico en el que un Barça mucho menos intenso que años anteriores, llega al Bernabéu con más puntos sobre nosotros de los que merecen, bien por nuestra culpa, bien por las ayudas recibidas. Sea como sea, no es momento de criticar jugadores; a ninguno, al entrenador; por muchas veces que creamos que se haya equivocado, e incluso al presidente; porque guste o no, es el que hay.
En momentos como este —y aunque me acojone más que nunca el partido por motivos ajenos al deporte—, hay que estar con el equipo, apoyarle como si no hubiera un mañana porque quizá, y porqué no, estemos equivocados en muchas de nuestras críticas y opiniones; porque quizá, no somos tan listos como creemos y tenemos que dar mucho más de lo que damos; porque quizá, los palos llegarán desde fuera —y llegarán hagamos lo que hagamos—, y no debemos ser nosotros los que adelantemos acontecimientos.
Somos afortunados, en muchos más aspectos de los que creemos, y no siempre somos capaces de verlo… Nuestra Historia, nuestro palmarés, nuestro escudo, por mucho que pensemos lo contrario, no son ajenos a toda la porquería que nos rodea y muchas veces fomentamos nosotros mismos. No podemos creer todo lo que leemos en tuiter, no podemos pensar que los intereses de cada uno están por encima de los de los demás porque… ¿qué sabemos realmente acerca de lo que esconcen o dejan de esconder todos esos madridistas que se vanaglorian de ser los mejores de entre todos y merecen más?
No caigamos en el error al que nos intenta llevar la prensa día sí y día también, porque no solo es la prensa, es cada madridista, cada persona que se sienta a vuestro lado en el estadio, cada persona que por casualidad coincide con vosotros en el bar, cada persona que no va a admitir que está equivocado y sabe más del equipo que vosotros y que todos.
Seamos aficionados, pero de verdad, de esos de los que lo son más por pasión que por afición. De esos que solo van a apoyar y ya criticarán después. De esos que mirarán el partido desde un prisma diferente al intentar ver lo bueno que se hace y no solo lo malo… SEAMOS… APASIONADOS DEL MEJOR EQUIPO DEL MUNDO. Tenemos que estar, ahora más que nunca, A LA ALTURA.
Ya lo sabemos todos… ¡¡Hala Madrid y NADA MÁS!!
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