Corriente turbia…


Semana, humm… interesante, sí, ese es al adjetivo. Se nos presentaban días por delante en los que podríamos seguir luchando —aunque las estadísticas del gran e insuperable MisterChip dijeran lo contrario— y uno de los equipos más envidiosos del fútbol —ese que no es el que era pero días después se convirtió en la gran hazaña de los indios— podía ser eliminado de la competición cuyo apellido es Real Madrid.

Muchos sabéis cómo comenzó mi martes y pudisteis ver en mi cuenta la foto en el hospital. Una punción lumbar siempre es difícil y complicada, pero termina y acaba, no hay mucho más allá que no se tenga asumido y se pueda llevar con mayor o menor tranquilidad; pero muchos nunca entenderán ni lo que supone mi enfermedad ni el papel del Real Madrid en ella. Mi problema es como los miles de problemas que hay en el mundo y cada uno tiene que sobrellevar como mejor pueda. ¿Fútbol? ¿Sexo? ¿Ambos? Da igual, cada uno busca desconectar del mundo real de una manera diferente o con todas las posibilidades juntas. Dadas mis circunstancias… mi mejor opción era una cita a las 20.45h, en el sofá de casa, en reposo. ¿La intensidad y pasión con la que se vive el fútbol son compatibles con el reposo? No sé si compatibles, pero apropiadas igual no mucho. Aún así, mi visceralidad me impide controlar ciertas emociones que me niego a rechazar… todo es vivir ¿no? Y qué mejor manera de hacerlo que con el Real Madrid.

El dolor era intenso, a cada movimiento, con cada suspiro más fuerte de lo normal, con cada grito… en especial si no estaba contenta con lo que veía. No tenía duda de que superaríamos esta eliminatoria por mucho que escuchara a Azpitarte decir que eran desproporcionados los movimientos de apoyo, que estaban fuera de lugar teniendo en cuenta el nombre del equipo contrario… y demás comentarios y opiniones que no dejan de llegarnos por activa y por pasiva. ¿Minimizar?; el madridismo es experto en ello.

Un gol; no pude evitarlo y obviando el dolor me senté de manera automática como si un resorte empujara mi cuerpo a falta de poder saltar.

Otro gol; apenas sin tiempo de pensar en cómo colocarme para regatear el dolor, esa corriente orgásmica de ver cómo el Real Madrid se impone, me recorre convirtiendo ese dolor en algo secundario. 

El tercer gol tardó en llegar, como madridista —que parece que en lugar de un pan bajo el brazo nacemos con una inyección de  líquido blanco impoluto (para algunos quizá más turbio—), no dejaba de pensar que Bale a pesar de correr no materializaba lo que necesitábamos, que Karim estaba realizando uno de sus mejores partidos, porque a técnica no hay quién le gane, y aún así no marcaba, que con un gol en contra la temporada se escapaba entre sus tacos y entre nuestras esperanzas…, hasta que apareció de nuevo. El jugador por el que se le pagó menos que al nunca criticado Neymar, el jugador al que se le critica por no marcar diferencias en partidos importantes —repito que para Azpitarte esta eliminatoria no lo era y no debe haberle parecido relevante el «hat-trick»— y por mucho que no se quiera reconocer, a todos en menor o mayor media nos calló la boca… y Olé, que queda muy español.

3-0… 

« ¡Qué fácil!», « No es para tanto, con el rival que teníamos en frente…», « Es que esto es lo mínimo que tiene que hacer el Real Madrid» y miles de maneras más que minimizan el paso a semifinales por sexta vez consecutiva —que indaguen algunos el número de equipos que lo consiguen—. 

Llega el miércoles, el dolor cede poco a poco y ver cómo se desgastan indios y culés no parece un mal plan. ¡¡Vaya!! En lugar de disfrutar del espectáculo con palomitas, el madridismo se pelea por intentar convencer quién es el mejor equipo de cara a una posible eliminatoria. 

¿De verdad los argumentos hay que imponerlos? ¿No podemos aceptar que haya otros puntos de vista? Bueno…, bajo la conclusión de « es que tú no sabes de fútbol», « yo llevo cuarenta años de socio», yo yo y más yo, pues diré que señalar mis defectos —suponiendo que lo sean— no elimina los tuyos.

Mientras el madridismo sigue en sus trincheras de «yo sé más», la prensa ensalza un paso a semifinales del Atlético frente a un gran Barça que no debe ser el mismo al que el Real Madrid ganó en el Camp Nou hace no tanto; pero sigamos con lo nuestro que no parece ser defender al Real Madrid.

Muchos nunca entenderán la profundidad de nuestro escudo, el efecto que provoca en nuestras vidas y el interés que otros creen que no vemos pero sabemos que les hace opinar de una manera u otra. No me cansaré de repetirlo, el Real Madrid siempre, siempre, estará por encima de nosotros y de todos. Somos espartanos, vikingos o cómo prefiráis denominarnos… pero somos los que seguimos en pie con diez Copas de Europa sin que aún nadie nos haya arrebatado esa superioridad que hace que todos los demás, tengan que mirar hacia arriba cuando se dirigen a nosotros.

Algunos vamos en contra de la corriente, una que aunque desde dentro quizá no se vea… cada vez es más turbia.

Like This Post? Please share!

  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

No hay comentarios :

Leave a Reply

Scroll to top
Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información