Si hay algo que no soporto de la actual casta periodística deportiva española es la invención de debates estúpidos, así como la creación de palabras absolutamente huecas, que no significan nada, pero que repiten como loros y acaban por poner de moda, generalmente para hacer daño al Real Madrid.
Pero lo peor no es eso, lo peor es que muchos de los aficionados terminan por asumir todo ese discurso artificia. De modo que, lo que comienza siendo una invención de la calenturienta mente de algunos “gurús” de la prensa, acaba siendo palabra de Dios y parte de nuestra grada termina por hacerlo suyo y acaba atacando al club como institución
.
Así pues, me vienen a la memoria los famosos “valors y el seny” y la “falta de señorío”, impuestos a sangre y fuego como dogma de fe desde la Prensa del Régimen, en contraposición a las presuntas formas macarras y agresivas del Madrid de Mourinho. Aquel equipo que osó plantar cara con intensidad a los inventores del fútbol, por no dejarse apabullar y abrirse de piernas como hacían otros equipos como el Betis o el Rayo Vallecano (fieles a su estilo de dejar jugar a las estrellas blaugranas y llevarse goleadas cada partido).
Y qué decir del infausto debate de “la cantera vs. la cartera”, que también quiso traernos la Prensa del Nacionalbarcelonismo (integrada por desgracia no sólo por la prensa autóctona de ese pequeño país de ahí arriba, a la derecha). Nos trataron de vender –no sin éxito- que el Madrid era un equipo imperialista, que fichaba por capricho y a golpe de talonario y que no confiaba en la cantera, a pesar de la tozudez de la realidad de los hechos.
Como seguramente recordaréis, de nada sirvió que entre 2010 y 2013 el Madrid sí hubiese subido unos cuantos canteranos al primer equipo como José Rodríguez, Nacho, Carvajal o Jesé e incluso algunos denostados y ahora admirados como Casemiro. Como tampoco sirvió de nada que el equipo de “la Masía no se toca”, sólo en el período de Pep el Humilde, entre 2009 y 2012, se hubiese gastado la friolera de 350 millones de euros en fichajes.
Que la realidad no estropee un estúpido –y falso- debate, debieron pensar quienes lo lanzaron, y lo que es peor, también debieron pensarlo aquellos madridistas que, de forma incomprensible, compró aquel discurso absurdamente.
Ahora, en 2016, la palabra de moda y el mantra con el que desde la prensa se nos está machacando a diario es el del famoso “Modelo”.
Nadie sabe qué es, nadie sabe qué significa ni a qué se puede aplicar pero se nos está bombardeando por tierra, mar y aire a todas horas para denostar, una vez más, a nuestro querido equipo.
Qué es el Modelo: Y tú me lo preguntas…
Se nos acusa de ir a la deriva, de fracasar estrepitosamente una y otra vez en la Liga y de obtener peores resultados y menos títulos que el Barça precisamente por tener “modelo”. Pero yo me pregunto, ¿qué es “tener modelo”? O mejor dicho, ¿qué modelo es el que deberíamos adoptar?
¿El del Barça? ¿El del equipo plagado de holandeses que dilapidaba el dinero a millonadas y fracasaba una y otra vez? ¿El que hace fichajes falseando las cifras para engañar a los socios de las empresas implicadas en la contratación de una estrella? ¿El de aquellos jugadores que han convertido la simulación sobre el campo todo un arte? ¿El de los defraudadores de Hacienda?
Porque no me quiero ni imaginar que dirían los mismos que ahora nos muestran al equipo culé como unidad de medida para todo si su estrella principal, Cristiano Ronaldo, estuviese imputado por un delito fiscal ante la Hacienda Pública española por defraudar casi 60 millones de euros.
O si otra de sus estrellas, Gareth Bale, fuese desposeído por la justicia galesa de sus posesiones por valor de 45 de millones de euros por defraudar al fisco de su país...
¿Y os imagináis qué dirían en conjunto del equipo si en cada partido tuviésemos expertos en el noble arte del Teatro si tuviésemos en el club jugadores como Jordi Alba, Busquets, Dani Alves o Mascherano, expertos en la simulación y en el engaño a los árbitros y los rivales?
O mejor, ¿por qué no copiar el modelo del Atlético de Madrid? ¿Y en ese caso, cuál de ellos? ¿El institucional, con un presidente condenado en firme, sí, condenado, por apropiación indebida de las acciones del club junto a su actual propietario?
¿O tal vez el deportivo? Sí, ese fútbol antediluviano y agresivo. Un fútbol al que mínimamente llegamos en su día a parecernos en tiempos del innombrable entrenador portugués y fuimos vejados continuamente por los “popes” de la comunicación deportiva española, acusándonos de antifútbol.
Modelo, dicen. ¿Acaso eran mejores tal vez los modelos institucional y deportivo vividos en tiempos de Ramón Calderón y sus inmediatos sucesores, como Boluda el del chorreo? Porque ahora se dice que nuestro modelo presidencialista es nefasto, basado en la falsedad de que ficha el presidente a su libre albedrío y capricho y ahora exigen la presencia de un Director Deportivo.
Sin embargo, torticeramente se obvia decir que hay una dirección deportiva colegiada desde hace años integrada por la Presidencia, la Dirección General e incluso el entrenador y el staff técnico del club, que es la que decide los fichajes, las altas y las bajas.
Un “modelo” que, nos trajo sonoros fiascos como Illarramendi o Kaká, pero que nos dejó contrataciones como Cristiano Ronaldo, Bale, Kroos, James, Arbeloa o Xabi Alonso y jugadores de esos “de club” como los reclamados Lucas Vázquez o Casemiro, entre otros.
Pero también se olvida y se trata de borrar de la memoria colectiva que cuando la dirección deportiva del club sí tuvo nombres y apellidos, entre ellos de gente tan ilustre como Ramón Martínez, Pirri, Valdano el Rapsoda o Pedja Mijatovic, se contrató a gente altamente sospechosa y de muy escaso nivel y, por lo general, de muy elevado precio.
Así pues, y a bote pronto, me vienen a la memoria los nombres de gente como Ognjenovic, “Rambo” Petkovic, Elvir Bajlic, Congo, Faubert, Emerson, Walter Samuel, Anelka, Diogo, Woodgate o Pablo García, sólo por citar algunas perlas que la ahora añorada “dirección deportiva” manchó de mierda nuestra historia. Años en los que nos pasamos unos cuantos “a la sombra” y sin rascar apenas bola.
Con eso quiero decir que el falso mito de que el Madrid no gana títulos por eso de la ausencia de un Director Deportivo al uso, con cara y ojos, es precisamente eso, un falso mito y una auténtica falacia pero que viene al pelo a quienes más nos odian, para confundir y seguir arrojando basura.
Tres años de “modelo” que tampoco nos sirvió
Cierto es que el Madrid ha llevado una política ciertamente errática en cuanto a la contratación de entrenadores y que es verdad que se ha pasado por todo tipo de estilos. Sin embargo, el resultado ha venido siendo siempre el mismo.
Pero curiosamente pocos se plantean que muchos de los que han estado en las fotos de las actuaciones más ridículas y vergonzantes del club estos últimos años siguen ahí, siendo renovados per saecula saeculorum o han salido recientemente, pero han contado con el manto protector de la prensa.
A lo mejor -y sólo a lo mejor- es que el problema no está recurrentemente en el banquillo sino tal vez sobre el terreno de juego y ya ha llegado la hora de dar un puñetazo en la mesa y dejar de proteger siempre a los mismos. Porque tal vez ese “modelo”, el del consentimiento y la sobreprotección a las estrellitas, muchas de ellas acabadas, y no el de la falta de un director deportivo o de un estilo presidencialista, es la verdadera causa de nuestros males.
¿Por qué digo esto? Muy sencillo, no hace mucho el Madrid sí tuvo un modelo fácilmente reconocible y que además había empezado a dar sus frutos a pesar de que la Prensa del Régimen lleva años vendiendo lo contrario. ¿Querían modelo? Lo hubo, pero desgraciadamente tampoco les sirvió a esta gente.
Me refiero, por supuesto, al trienio de Jose Mourinho al frente del club. Un modelo en el que había un patrón de juego, un estilo que podía gustar más o menos, pero que estaba ahí y se convirtió en nuestra seña de indentidad y nos sirvió, entre otras cosas, para derrocar al presunto “Mejor Equipo de la Historia” y poner en fuga a su alabado entrenador.
Un estilo marcado por la solidez defensiva, agresividad en la presión (por aquel entonces tachado de “violencia” y que cuando lo practican otros es ahora “intensidad” y “poder defensivo”), eléctricos contragolpes y demoledora pegada goleadora, que nos llevó a batir el récord de puntos y goles en una maravillosa e inolvidable título de Liga en la 2011/2012.
Sin embargo, durante esos tres intensos años el club fue sometido a la crítica constante, que llegó a caer incluso en el insulto personal y en el asedio periodístico no sólo al propio entrenador sino a toda su familia. Se nos acusó de practicar antifútbol, de “ejército de burkas” y se tachó a muchos de sus jugadores literalmente de asesinos, ignorando incluso su condición de “sacrosanto integrante” de la maldita Roja.
Entonces, aquel modelo –que lo era, “manque” no le gustase a esta gente- tampoco sirvió y se hizo lo posible y lo imposible para descabalgarlo hasta que, tanto por fuera como por dentro del club se acabó tirando abajo uno de los proyectos más sólidos e ilusionantes que recuerdo en mis largos años de madridista.
Entre las conspiraciones del vestuario, encabezadas por los capitanes y toleradas por el presidente, y el que mucha gente en la grada acabó hastiada, por culpa de una de las campañas de acoso y derribo más infames y brutales de la historia del periodismo deportivo.
Una campaña secundada, por desgracia, por el maldito Piperío, que no supo ver más allá de sus narices y ese maldito “es que sólo hemos ganado una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa en tres años y hemos manchado el señorío” y tiramos por la borda un proyecto y nos quedamos de verdad sin “modelo”.
Por tanto, habrá que plantearse por qué los que más nos odian, los que pueblan los medios de comunicación e intoxican a parte de nuestra afición no para de buscarnos un modelo. Un modelo en el que, por descontado, no logremos triunfar.
Quizás les gustaba más el de Calderón cuando los ultras del Atleti entraban a nuestras Asambleas o cuando nos convertimos en una mera comparsa del verdadero equipo del Régimen y el “puntaje” era nuestro único y principal objetivo.
Ese modelo en el que caíamos –eso sí, con “señorío”- de forma sistemática en octavos de final de la Champions y perdíamos año sí y año también contra equipos de 2ª y 2ª B en las primeras rondas de la Copa del Rey, torneo que llevábamos casi 20 años sin ganar.
Quizás, el único y más eficiente modelo que deberíamos seguir es el culé, pero no el deportivo. Ni siquiera el institucional sino el que no se ve pero el que realmente funciona. El de los despachos, el de la influencia en los Comités y el del apabullante dominio en los medios de comunicación, donde estamos a años-luz de desventaja de los del país pequeñito.
O incluso podríamos imitar al del Atlético, que "barniza" convenientemente a gran parte de la prensa madrileña (la mal llamada Caverna, pues de madridista tiene poco) y hace que la prensa de Madrid se rinda con armas y bagajes ante Cerezo y Gil Marín y disculpe todas y cada una de las andanzas de sus presidentes (¿alguien ha oído a alguien hablar, siquiera tangencialmente de la imputación de Cerezo en el caso del ático de Ignacio González?) y de las salidas de pata de banco de Simeone y sus chicos.
Sea el que sea, espero y deseo que pase de moda esta malhadada manía de buscarnos un traje a medida porque lo que sí tenemos que tener seguro es que, de encontrárnoslo (algo que dudo seriamente) será perjudicial para nuestros intereses. A menos que, a fecha de hoy, alguno piense que los que tanto se preocupan por nuestro señorío, nuestra imagen y nuestro “modelo” –esto es, los Lama, Segurola, Caridad, Burgos, Relaño y cía- son madridistas que buscan nuestro bienestar….
De acuerdo en casi todo,pero no en lo de las estrellitas acabadas y la sobreproteccion,porque alimentas el mismo debate q no nos gusta a ninguno.No tenemos ninguna estrellita acabada.Por lo demas.Chapeauuuuuu
ResponderEliminarSi tenemos: Sergio Ramos.
Eliminar¡Chapo crack!
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