Si por algo se caracterizó el Real Madrid de baloncesto la temporada anterior es por saber competir en prácticamente todos los pabellones, competiciones, situaciones de juego y en todos los tramos de los partidos. Este año, es evidente que no lo está consiguiendo.
Si el Real Madrid quiere pasar a la siguiente fase, tendrá que ganar al Khimki (una vez más) este jueves sí o sí. Contando ese partido como una hipotética victoria, en Euroleague el Real Madrid habrá jugado 18 partidos contra equipos TOP: Fenerbahçe, CSKA, Laboral Kutxa, Khimki, Bayern, FC Barcelona, Olympiacos y Brose (sí, este año el Brose Baskets ha sido un equipo TOP). El balance de estos enfrentamientos son 10 derrotas y 8 victorias, un 44% de partidos ganados. Si hablamos de la liga Endesa ACB, el porcentaje baja a un pobre 25%. Para pasar a la Final Four, habría que ganar a Fenerbahçe mínimo 3 partidos de 5 posibles. Es decir un 66%.
Estos números reflejan algo que parece evidente y es que el Real Madrid está teniendo problemas para competir este año. Podemos hablar de muchos factores: defensa, rebote, porcentajes de tiro, lesiones, arbitrajes, fichajes que no aportan lo esperado, jugadores veteranos que tampoco… A pesar de esto, el equipo demuestra momentos de lucidez, momentos que nos recuerdan a la temporada pasada. Pero no terminan de cuajar, de cristalizar. Siempre aparece un triple del contrario, una técnica, un tiro libre fallado, una desconexión mental transitoria… Todos estos factores hacen que la moral y la confianza de los jugadores se venga abajo. Y se repiten los errores anteriores una y otra vez.
Siempre se comentaba que este Real Madrid competía en los momentos difíciles, en los partidos importantes… Ahora estamos en ese escenario, ya no hay vuelta atrás, ni red ni esperanza ante otro tropiezo. Hay que competir. Competir para ganar. Yo aún quiero creer…
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