Jugando al ventajismo


Me gusta el ventajismo,me considero ventajista y me declaro hijo póstumo del autor de su definición,hombre tajante que me acusa de aprovechado sin escrúpulos que intenta obtener ventaja ilícita en cualquier situación.¡Qué situación más ideal! ¡No imagino una charca mejor en la que revolcarme! Dispongo de las mejores herramientas para llevar a cabo esa actividad que tanto idolatro:tantos partidos,tantos periódicos,tantas entrevistas,tanto pajarito llamado Twitter,tantos podcasts -algunos tan irritantes y algunos tan placenteros para mis pabellones sensoriales-.Todos estos negociadores me permiten agrupar lo relevante de la jornada,o lo que mi sucio dictamen considera relevante,para obtener provecho en estos artículos meritocráticos.

El soberano pueblo tiende a juzgar en caliente, vomitando vilipendios al árbitro, prendiendo la mecha que provocará la explosión del cañón sobre el jugador más desentonado y su posterior -no por ello menos hiriente- expansión de metralla al blanco -nunca mejor dicho- más fácil, el entrenador del Real Madrid. Pero yo, astuto e indecente ventajista, me aíslo de todo ese malicioso ecosistema buscando refugio en la paz y en un ligero período de honda reflexión sobre lo acontecido en la jornada. Por esto y por obligaros a leer este prólogo me veo en la tesitura de presentaros mis ilícitas anotaciones, quizás así convenza a alguien de lo maravilloso que resulta retozar en mi charca.

Voy al grano y me desplazo al entorno culé, ese hábitat temeroso de una apócrifa mano negra que supuestamente le cerca y que yo no logro percibir ni por asomo. “Quieren que reventemos, pero no lo conseguirán”, sellaba Luis Enrique. No Luis, reventar es lo que quería hacer Tasotti -hombre de nariz aquilina- con tu nariz, valga la redundancia. Luis, así consigues que otro perla como Busquets, buen dotado para la interpretación e ídolo del Marqués Del Bosque -título otorgado por su dedicación al deporte español y fomentar valores deportivos, como el de apoyar a un chico tan ejemplar, incomprendido y adorable como Diego Costa-, se suba al mismo carro que paseas recitando “puede que haya gente que quiera que gane otro equipo”. Entonces, ¿quién es el maligno? ¿Por qué nadie le pone cara? Puede que esto sea el mundo mágico de J.K Rowling y Harry Potter, en el que nadie osaba nombrar a Lord Voldemort, ¿quién es ahora el innombrable señor tenebroso? Y en caso de no existir, ¿no hay ningún comité que denuncie esta supuesta trama conspiratoria?

Mi memoria ventajista recuerda a un prestigioso Comité Técnico de Árbitros interponiendo una demanda ante el Comité de Competición debido a unas declaraciones realizadas por dos jugadores del Real Madrid tras un clásico gobernado por Undiano Mallenco, que improvisó un penalti nebuloso a Neymar. Los actores principales de este largometraje fueron Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo que dejaron caer frases subliminales como “Undiano no quería que el Real Madrid ganara esta noche”. Después de aquella actuación los protagonistas fueron multados, al menos no pasaron la noche en el calabozo, si bien tales atrocidades eran meritorias para ello. ¿Qué divergencias hay entre Ramos, Cristiano y Busquets? Bueno, algún espabilado me dirá que Busquets, a diferencia de Sergio y Ronaldo, no acusó a ningún juez en particular.

Aunque por esta misma argucia la gravedad contrae mayor dimensión, tira la piedra y esconde la mano. Es aún peor porque las críticas madridistas se centraron en Undiano, pero ‘Busy’ va más allá, en la línea de su entrenador, alguien con más poder que un simple árbitro quiere derrocar el régimen culé. Y no sólo ellos, también recuerdo que el primer artista en “performar”  esta obra fue el propio presidente de la entidad promotora de valores cataríes, Bartomeu. Éste noble caballero lanzó este mensaje a yo qué sé quién o a qué se yo, “hay cosas que nos gustan y otras que no y cuando veamos cosas que no nos gusten haremos lo que debamos hacer como siempre aunque sea de forma discreta”. ¡Toma ya! ¡Zasca! ¡Y se queda tan pancho! Imagino que es fácil hablar desde la tranquilidad proporcionada por algunos amigos desde la federación. Imagino una Cataluña en llamas, la Sagrada Familia derrumbada, las redacciones del Grupo Prisa en combustión, los inversores de Bankia huyendo si el autor de estas palabras fuera Florentino Pérez. ¿Y el resultado? Cinco penaltis en siete partidos a favor del Barça y uno a favor del Real Madrid, además de dos en contra. Aclarado esto, la liga está peligrosamente preparada para el Real Madrid.

Ahora me traslado al Calderón ,al  empate a uno en el derby madrileño. No voy a descubrir nada nuevo diciendo que el encuentro tuvo dos partes de cuarenta y cinco minutos notoriamente diversificadas. La primera el conjunto de Benítez demostró madurez y gobierno sobre el rival, mientras que en la segunda, fue palpable la bochornosa conformidad del mismo.

Además de aprovechado, me declaro optimista conservador, prefiriendo un empate a uno que un cuatro cero en contra. Viendo los antecedentes y las circunstancias (entrenador nuevo, jugadores nuevos y lesiones) me doy con un canto en los dientes -sobre todo con el primer tiempo, que no con el resultado final-. Me quedo con el planteamiento recto del primer tiempo, con Keylor Navas, con Casemiro -capricho de Mourinho que asestaba una sonora bofetada para los chavales de la cantera, Marca dixit un veintidós de abril de dos mil trece- y con la predisposición de Benítez de hablar exclusivamente de fútbol -un verdadero deleite-. Y yo, habitual desertor de tempestades ajenas, caigo de nuevo en la trampa de leer la prensa sensacionalista y claro, me encuentro lo que me encuentro. Benítez señala a Ramos -dijo que la jugada no le gustó ¿a quién sí?-, destacan su falta de autocrítica por los cambios -Rafa justificó de manera analítica el porqué de su planteamiento y, a raíz de ahí, corregir errores- y además sale a la luz un motín contra el entrenador porque éste no les mima - ¡Tocatelos MariLoli! -. El diario As pregona que con Ancelotti al frente se consiguieron diez goles más a estas alturas de campeonato mientras pasa por alto los goles en contra y el liderato del F.C Barcelona. El Marca rezaba una “Primera gran decepción”. Hasta Josep Pedrerol abogaba por Sergio Ramos en este ¿conflicto?, quién le ha visto y quién le ve, si el entrenador hubiera sido José Mourinho hubiera presentado al sevillano como un futbolista orgulloso, irresponsable como primer capitán y conflictivo.  Una gota de agua ha provocado un tsunami.

Concluyo este artículo corroborando mi fe en el método Benítez, en su dedicación, en su profesionalidad y también confío en los jugadores, en apartar los egos, en la coherencia, en la resolución de problemas mediante el diálogo y no en fuegos cruzados.  Y remato con un mensaje a los diarios catalanes, que mientras disfrutan con estas supuestas trifulcas, les recuerdo que la máxima estrella de su equipo no tragaba a Luis Enrique por estas fechas la temporada pasada y acabaron ganando todo, así que como diría Arturo Fernández… cuidadín.

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