Entiendo que limpiarse la arena de la playa de entre los dedos es una tarea tediosa a la par que aburrida. En la época estival brota la impaciencia porque el ser humano nunca está conforme. No está hecho para relajarse, ni mucho menos para olvidarse del equipo por el que se desgañita durante el resto del año. No es el aficionado del Real Madrid una especie capaz de desconectarse la bufanda, menos aún, de no tener fichajes que ensalzar, criticar, alabar o destruir, mientras fija la mirada en un par de gotas de agua jugando a las carreras sobre una jarra de cerveza fría en la barra del chiringuito de turno. Las bicicletas son para el verano, pero el Real Madrid se despereza cuando los días empiezan a ser más largos. Giramos primero contra el PSG y dimos una vuelta de campana que encendió las alarmas que tampoco desconectan entre chapuzón y chapuzón. Seguimos girando y aparecieron en un horizonte difuminado por las altas temperaturas, Chelsea y Bayern, ya menos de Múnich y más de Carlo. Las alarmas se apagaron hasta que nos vuelva a despeinar otra brisa veraniega, y tuvo que salir Zidane a echarnos un poco de hielo al ritmo de la canción del verano, aunque Jesé nos haya dejado: “estamos bien, preparados, este es el camino”. Y las fieras quedan amansadas, olvidándose del no, pero sí de Pogba, o el sí, pero no de André Gomes, al menos, hasta el próximo día 9 de agosto.
El Real Madrid tiene ahora mismo una de las plantillas más completas de su historia. Ya sé que sois inconformistas, insatisfechos, que queréis más y mejor, aunque después ya sea tarde para darse cuenta que juegan 11, o 12, o 13 siendo generosa, pero en este momento, la única preocupación en la cabeza del aficionado blanco debería ser la confianza o no en que Zidane gestione con criterio todas las opciones que están en la mesa. Las prisas nunca han sido buenas y casi nos vuelven a jugar una mala pasada fichando a un sustituto de Modric que ni es sustituto ni necesario, pero sí muy caro. Cuidado con la impaciencia porque después, en octubre, pediremos proyecto, cantera, veteranos y noveles mirando los laureles con respeto y emoción, mientras les condenamos al ostracismo a 40ºC en julio y agosto para que se curtan, porque somos Esparta.
Afilad los cuchillos para la Supercopa porque pintan bastos. Con Cristiano descartado, un Benzema al que tampoco le gustan estos calores, y medio equipo aterrizando en Barajas a esta hora de este día, van a ser los novicios que tantos veranos pedisteis los que tendrán que blandir las espadas. ¿No era lo que queríais desde que el mundo es mundo? Pues cuidado con lo que deseáis porque quizá se cumpla. Entra en escena Asensio para el deleite, Llorente, Ødegaard o Mariano, muy a pesar de su coste cero, reciente y reluciente neófito con maneras de delantero descarado. Hay equipo para ganar la Supercopa, que no para el infinito y más allá. De momento, pensando que la alegría de la juventud solo puede ser el sueño de una noche de verano, tengamos paciencia.
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