Brasil volvió a empatar a 0 volviendo a demostrar que es una Selección sin estilo de juego, que es un quiero y no puedo. Ni juegan al toque, ni buscan la excelencia que siempre tuvo históricamente Brasil, ni tampoco juegan vertical. Juegan con una anarquía y falta de mordiente absoluta. Y el capitán sigue desaparecido, desesperado. El mejor resumen de Neymar fue verle dar un pelotazo a un jugador de Irak porque no le dejaba sacar una falta hacia delante. Ni las faltas consigue pasarlas por encima de la barrera. Ni el jugador del Barcelona, ni el reciente fichaje del City, Gabriel Jesús, consiguieron batir a una Selección tan débil como Irak. La mejor ocasión de Brasil fue al final del partido pero Renato Augusto no supo definir el pase de la muerte sin portero.
La afición la tomó con Neymar, capitán y cabeza visible de la Selección, culpándole del segundo empate. Llegaron a cantar "Marta Selección" en clara muestra de que las chicas ahora mismo están por encima. Un menosprecio en toda regla para el crack azulgrana.
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