Miles de gritos de Munch


Ni siquiera había terminado el himno cuando Bale se echó al suelo con la cara de un niño que se ha dado un tortazo. Parecía un purasangre reventado al que los doctores acariciaban el cuello como si fueran hombres que susurran a los caballos.El accidente estuvo rondando las mentes y en eso el Madrid ya era un equipo cojo, como el galés. Supone uno que a los críticos esta baja les resultará intrascendente, por mucho que pareciese que quién ya no estaba era Modric. Uno pensó esto en aquellos primeros minutos y ojalá no lo hubiera hecho.

El Málaga tenía hasta jugadas ensayadas y una de ellas casi acaba en premio tras un córner, paseándose el balón de palo a palo en un área madridista que parecía una cala de Caños de Meca con Sánchez y Angeleri poniendo copas en un chiringuito.

Fue un susto como Casillas, que no es un portero sino un susto. Sin Bale Chicharito se probaba afinando la puntería como una mirilla de rifle, ajustándola, subiéndola, bajándola, disparando, volviendo a ajustarla e incluso apuntando con la culata. En una de esas al final no iba a dar en el blanco.

Algo de Dinio había anoche en Marcelo. Una confusión de noche. En vez de un esplendor, un espesor sobre la yerba; pero hubo una falta, lanzó Cristiano un pase/chut y marcó Ramos solo, o en fuera de juego como clamaban los malaguistas, a quienes les estuvo bien empleado por jugar a hacerse los guays con la línea de defensa en el Bernabéu.

Le llamaba a uno la atención Modric moviéndose allí abajo por detrás de Kroos, navegando por la laguna Estigia que es la antesala de los muertos. Chicharito estaba en todas con una pasión de mariachi. Había salido al campo con una funda de guitarra llena de pistolas.

También ensayaba con la espada, el muy zorro, y se la ponía a James que es tan fino que parece que todo lo hace con la puntita. Al poco llegó el caño de Cristiano por el que Angeleri se puso a buscar el balón como si se lo hubieran enterrado en la arena, mientras el público eran miles de gritos de Munch.

Estaba el partido atascado y las estrellas madridistas buscaban el golpe de efecto. Tras el Caño de Meca Luka se ponía a correr por la banda como diciendo: ¡Qué pasa, esto lo que tengo que arreglar yo o qué!, una madre poniendo a punto la casa sacudiendo las alfombras.

A pesar de todo en lo único que permitía lucirse el Madrid al Málaga era en los fueras de juego, en los que porfiaba para que Ramos al fin comprendiese lo que eran, mientras se llegaba al punto, sin remisión, en que a Íker ya se le aplaude cuando no falla como una reacción natural ante el miedo. Y no se puede vivir con miedo.

Modric robaba balones como un molino saca agua del arroyo, justo antes de toparse con Recio, quien haciendo honor a su apellido acabó de quitarle al Madrid el Tottenham entero. Salió Illarra cortando y mandando, lo que mantuvo al F-16 en vuelo. Maverick acompañando a Cougar hasta el portaaviones. A veces los taconazos de Cristiano descolocan a las otras veintidós personas sobre el campo, y eso fue lo que precedió al movimiento de James jugando solo de niño en el barrio contra una pared en la que estaban dibujados Isco y Ronaldo antes de ponerla en una escuadra de tiza.

Todavía estaba el mundo recordando ese momento cuando Marcelo la perdía (ayer tenía que ser él) y el cambio de planes pillaba a Pepe y a Casillas cambiándose los calzoncillos.
El Málaga acortaba la diferencia pero la sensación de peligro se mantenía estable como los cielos. Cristiano participaba e Isco daba la sensación de estorbar en defensa. Incluso de estorbar en todo lo demás. Hay en él un aviso de mohín de niño que se esconde detrás de las piernas de su madre.

Illarra, en cambio, mantenía el tono de salida frente a lo único que lograba enseñar el malagueño, que eran las caderas por las que tantos admiradores pierden los papeles. “Chupa, no soples” habría que decirles como la estanquera de Amarcord si en vez del culo fueran las tetas.

Sufría el Madrid. Con el gol del Málaga la mujer de uno había dicho: “Pobrecitos, déjales que marquen un gol”. Se le había explicado que eso no se podía decir y no lo entendió hasta el minuto cuarenta y cuatro, como Ramos los fuera de juego.

Se merecía el  gol cincuenta Cristiano e iba a ser Chicharito colándose delante de Angeleri por la línea de fondo, una gacela sorteando a un león que no podía usar las garras, quien se lo concediera. Hubo incluso tiempo para otro pero a James se le escapó el control y Cris se quedó sin un hueco que ya no importaba, sólo que Gareth y Lukita se pusieran buenos.

Like This Post? Please share!

  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

No hay comentarios :

Leave a Reply

Scroll to top
Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información