Anda
estos días Kalimotxo Segurola muy revuelto con esto del tema del
precio de Gareth Bale. Ha sido oído en varias ocasiones afirmar que
el Madrid miente (mejor dicho que su presidente miente). Kalimotxo
Segurola habla de lo que no sabe, ergo Kalimotxo está haciendo el
ridículo, pero sea porque tiene acojonado al entorno que le babea
cualquier gilipollez, sea porque le tienen sincera admiración (cosa
que me resulta incomprensible), el caso es que nadie es capaz de
aconsejarle que cierre la oquedad bucal de manera preventiva hasta
que alguien le informe de cualquier asunto desconocido por él. Y si
le aconsejan, desde luego, Kalimotxo no hace ni puto caso del consejo
recibido.
Kalimotxo,
barrunto, vive en su mundo, segurolandia, en el que es un dios menor,
objeto de culto, admiración y tal seguidismo que ríete tú de las
sectas esas en las que el líder espiritual ordena a personal
despeñarse por cualquier acantilado y allá que van, como corderitos
al encuentro de la vida eterna.
Ese
borreguil entorno seguroliano, lejos de haberle beneficiado, ha
conseguido que el sujeto derive peligrosamente hacía una caricatura
de sí mismo. Y así, se le han podido escuchar gloriosas
gilipolleces que en boca de otros, hubieran promovido al descojone
generalizado. “Montoya es el lateral de la selección española”,
“Gago es el sucesor de Guardiola”, “Schweinsteiger es un
paquete”, “Guardiola ha puesto en el mapa al Bayern”, “Frank
Beckenbauer fue un jeta”, son algunas de sus más preciadas
gilipolleces. Y mejor no hablemos de aquel asqueroso artículo en el
que nos tildaba a los madrileños casi de alimañas a la caza de los
educados nacionalistas vascos y/o catalanes. Nadie le puso en la
calle, que es lo que se merecía, y el sujeto se agrandó. Y no ha
parado de hincharse como un pavo real.
Pero
no, estimados/as amigos, nadie osa rectificarle, llevarle la
contraria, ni siquiera insinuar una pequeña matización. Supongo que
dentro del ejército de mequetrefes que le profesan tal admiración,
habrá más de un impostado, los garbanzos son los garbanzos,
descojonándose secretamente en los urinarios del Marca, a
escondidas, ante la penúltima gilipollez seguroliana.
Ante
la falta de crítica, el personaje se nos ha ido transformando en un
cretino integral que debe pensar que los que le oyen o leen son
seres inferiores (o gilipollas, directamente) dispuestos a tragarse
cualquier afirmación suya. Nadie osa decirle que va en pelotas y,
claro, el engreimiento becerril le ha llevado a creerse que nadie le
ve las vergüenzas.
Decir
que Schweinsteiger es un paquete o que Beckenbauer fue un jeta, sin
recibir, a cambio, ni una sola réplica le han debido llevar a
creerse con autoridad moral para hablar de cualquier cosa, incluidas
aquellas de las que no tiene ni puta idea. Y así llegamos al tema
del precio de Gareth Bale.
Dos
cosas llaman la atención en este asunto. La primera de ellas es que
criticar, a estas alturas del partido, a un jugador como Gareth Bale,
podría hacer pensar a más de uno que a Kalimotxo se le ha ido la
pinza definitivamente. La última ovación que recibió el galés en
el Santiago Bernabéu, le pilló a contrapié. Esta vez el público
se saltó olímpicamente cada una de sus gilipolleces a propósito de
este jugador. Se le anticipó en el juicio. A Kalimotxo, visto lo
visto, no le quedó otra que retranquearse. Y de las barbaridades
dichas sobre este jugador, si te he visto no me acuerdo. Pelillos a
la mar.
Entonces
apareció el tema del precio. Un asunto menor, no, menorísimo y me
paso de generoso. Pero Kalimotxo vio tema. Había cacho que pillar y
allí que se lanzó. Ya no podía decir que el jugador no sabía
jugar al fútbol, salvo riesgo de ser considerado como un tipo
groseramente rencoroso y cerril, incapaz de reconocer errores de
juicio. Así que se lanzó por la vertiente del precio. Más le
valdría haberse informado.
No,
Kalimotxo, no. Bale no costó ni 100 ni 99 millones de euros. Costó
91. Y así debe recogerse en la contabilidad del Madrid. De hecho, de
haber reflejado que su precio era otro distinto de ese, sí que
hubiera sido engañar al socio.
Voy a
procurar explicarlo de la manera más sencilla posible.
Cuando
un club ficha a un jugador, a los efectos del común de los mortales,
es como si comprase una máquina. De hecho, el Plan de Contabilidad
de Sociedades Anónimas Deportivas (aplicable a nuestros efectos),
obliga a contabilizar la adquisición de un jugador en una cuenta que
se denomina 215. Derechos de adquisición
de jugadores e incluirá el “Importe
satisfecho por la adquisición del derecho a los servicios de un
determinado jugador, que incluirá el importe a pagar a la entidad de
donde proviene el jugador, conocido como «transfer», así como
todos los gastos realizados que sean necesarios para la adquisición
de este jugador”. Para que ustedes
comprendan la naturaleza de esa cuenta he de decirles que está al
lado y dentro del mismo grupo de cuentas en las que se recogen la
maquinaria, edificios, instalaciones, etc de cualquier sociedad. Es
decir, lo que viene a ser su patrimonio. Más claro, los servicios
contratados de un jugador de fútbol tienen la misma consideración
patrimonial (aunque intangible) que los de cualquier máquina.
Ese
concepto es el que figurará en el balance de sociedad. ¿Y cuál es
la contraprestación? Pues depende. Si pagamos a tocateja, la
contraprestación serán los euros, es decir, la tesorería. Y asunto
resuelto. En nuestro activo habrá un incremento de 91 millones por
la compra de Bale. Y al mismo tiempo en nuestro activo habrá un
decremento de nuestro tesorería de 91 millones por ese mismo motivo.
Más simple que el mecanismo de una cerilla. Hemos cambiado 91
millones de euros por una máquina llamada Bale. Hemos sumado y
restado. Nuestro balance está equilibrado.
¿Pero
qué ocurre si decidimos pagar a plazos? Ahora nos aparece un nuevo
concepto: los intereses inherentes a esta forma de pago. Si dichos
intereses hubiera que sumárselos a los 91 millones del precio
pactado, entonces Kalimotxo hubiera tenido razón: Florentino estaría
engañando a los socios. ¿Cómo saberlo? Pues habrá que ir a ver
lo que dice la ley, es decir la normativa contable.
Como
ahora no hay salida de efectivo, habremos de utilizar una cuenta que
en contabilidad nos refleje nuestra deuda y que iremos saldando con
el tiempo en función de las condiciones pactadas de pago. El Plan de
Contabilidad de Sociedades Anónimas Deportivas, prevé para tales
menesteres la siguiente cuenta, con el siguiente significado:
176.
Entidades Deportivas, efectos a pagar a largo plazo.– Deudas
contraídas con Federaciones, la Liga Nacional Profesional y otras
Entidades Deportivas por préstamos recibidos y otros débitos con
vencimiento superior a un año, instrumentadas mediante efectos de
giro, incluidas aquellas que tengan su origen en suministros de
bienes de inmovilizado.
Vamos
a reducirlo al absurdo. Supongamos que Kalimotxo tuviera razón. Los
intereses ascienden a 8 millones de euros y se los debemos añadir al
precio de adquisición de Bale.
Entonces,
de manera resumida, nuestro balance reflejaría lo siguiente:
ACTIVO
|
PASIVO
|
||
99
mill.
|
215.
Derechos adquisición de…
(Gareth
Frank Bale)
|
176.
Entidades Deportivas, efec….
(Tottenham,
para entendernos)
|
99
mill
|
¿Pero
sería correcto lo anterior? Para saber cuál es la operativa de
estas cuentas, el plan de contabilidad sectorial de las sociedades
deportivas nos remite al Plan General de Contabilidad. Sea pues,
vayámonos a dicho Plan y busquemos.
Nos
encontramos con la siguiente cuenta, y con el siguiente movimiento:
176.
Proveedores
de inmovilizado a largo plazo. Deudas con suministradores de bienes
definidos en el grupo 2 (215.
Derechos de adquisición…),
con vencimiento superior a un año.
Su
movimiento es el siguiente:
a)
Se abonará:
a1)
Por la recepción a conformidad de los bienes suministrados, con
cargo a cuentas del grupo 2.
a2)
Por el gasto financiero devengado hasta alcanzar el valor de
reembolso de la deuda, con cargo, generalmente, a la cuenta 662.
Para
entendernos, la cuenta 176 del Plan de Contabilidad de Sociedades
Anónimas Deportivas es un calco de la cuenta 176 del Plan General de
Contabilidad. El Plan General de Contabilidad es, además, de
aplicación supletoria de los distintos planes sectoriales. ¿Y qué
nos dice en definitiva? Pues nos dice que la deuda está formada por
la suma de dos conceptos, a saber: el precio del inmovilizado que
compramos más los intereses que nos van a cobrar por aplazar el pago
(al que hace referencia en el apartado a2)).
O
sea, que la norma nos dice expresamente que el precio de adquisición
es uno, y así ha de reflejarse en contabilidad, y lo que paguemos
por los intereses es otra cosa distinta y así hemos de reflejarlo en
nuestra contabilidad. Ahora haremos los que nos dicen las normas
contables, desoyendo al gurú Segurola. Nuestro balance tendría
ahora la siguiente pinta:
ACTIVO
|
PASIVO
|
|||
91
|
215.
Derechos adquisición de…
(Gareth
Frank Bale)
|
176.
Entidades Deportivas, efec….
(Tottenham)
|
99
|
|
8
|
662.
Intereses de deudas
(La
pasta de los intereses)
|
Es
decir, la propia norma nos está diciendo que ni se nos ocurra
sumarle los intereses al precio de Bale. Que hagamos el favor, o sin
favor, de contabilizarlos a parte en una cuenta especialmente
prevista para ello, la 662. Es más, que como se nos ocurra hacer lo
que sugiere Kalimotxo, es muy probable que en la próxima auditoria
de tus cuentas vayas a tener problemas.
La
cosa se complica cuando los pagos son varios y los intereses hay que
periodificarlos. La denominación de las cuentas también puede
cambiar, dependiendo de los instrumentos legales que se utilicen para
pagar la deuda. Pero no quiero aburrirles más con estas tediosas
historias que, además, son accesorias a lo que pretendo. Y lo que
pretendo es poner negro sobre blanco, que el Madrid, en este asunto,
ha hecho lo que tenía que hacer y lo ha hecho no porque a alguien se
le haya ocurrido que es lo mejor, sino porque lo dice la legalidad
vigente: el precio es una cosa y los intereses son otra cosa
distinta. Incluir en el precio de Bale los intereses vendría a ser
algo así como si cualquiera de ustedes decide comprarse unos zapatos
en El Corte Inglés y para ello tiene que coger el autobús o un
taxi. Los zapatos le han costado 80 euros y el taxi 20. Llega a su
casa y su mujer/marido le pregunta que cuanto le han costado los
zapatos y va usted y le casca que le han costado 100 euros. Pues no,
claro que no.
Puede
que a ustedes todo esto les parezca una estupidez. A fin de cuentas
el Madrid va a pagar 99 millones por toda la operación. Y puede que
tengan razón, pero quisiera aclararles que este tipo de cuestiones
tienen su importancia fiscal y nos es baladí el asunto. Por otra
parte, demuestra el carácter esquizofrénico de algunos pavos dizque
periodistas, obsesionados con guillotinar a Florentino. Y en último
lugar refleja de manera clara y transparente el nivel de
profesionalidad de todos estos tipejos. Cuesta muy poco trabajo
consultar a quién sabe. Del mismo modo que hubiera costado muy poco
consultar a un experto fiscal por el tema del IVA de Illarra. Pero
no, prefieren pasar por inútiles o por mentirosos o, tal vez, por
ambas cosas al mismo tiempo.
Cuando
un dizque periodista como Kalimotxo Segurola dice que el Madrid está
engañando a sus socios está incurriendo en varias inmoralidades,
porque al margen de ponerse a sentar cátedra sobre algo en lo que es
un patán, está endiñando una intención al presidente del Madrid
de mentir a sus socios, con vaya usted a saber que inconfesables
motivos. Y este es el ídolo del Butano. Dios los cría…y eso…
Grandioso articulo para que vean la catadura moral de este personaje que va dando lecciones de moralidad y periodismo, cuando el es un inmoral que miente y manipula a sabiendas,ahora anda de tours por las radios catalanas, diciendo que el Madrid se a gastado 100 millones de eu en finiquitar a sus entrenadores, insiste en que mou lo cobro todo aunque se diga lo contrario etc y su ultima hazaña, es llamar matao a mathaus y a khan por criticar el fútbol de Guardiola "que sabrán esos,mataos" dice el "maestro ciruela" que no sabia leer y puso una escuela don " consejos vendo que para mi no tengo" que mire como pago el Bilbao el nuevo san mames o las cuentas del Barcelona ese admirado equipo
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