La novena


Tras volver a caer en una final de Euroliga el año pasado en Milán, el equipo se disolvió como un azucarillo en un café matutino. El bajón anímico tuvo como consecuencia más inmediata la pérdida de una liga que parecía de color blanco, sin embargo trajo una importante reflexión sobre los déficit del equipo, hacia falta dureza mental y física. El juego espectacular que llevaba deslumbrando 2 años a toda Europa no era suficiente para ganar las batallas más importantes. Para esos momentos el Madrid necesitaba pitbulls, ganadores que complementasen el enorme talento del equipo.

El propósito de enmienda trajo consigo a jugadores como Nocioni, Ayón, Rivers y Maciulis. Además, Laso tomó buena nota de la evolución regresiva a nivel físico del año anterior. Por todo ello el equipo empezó más al ralentí la temporada, pese a que eso no le impidió hacerse con la Supercopa. El equipo iba menos ligero y ganaba de una forma más forzada, pronto hubo críticas y dudas con la nueva estrategia. Sin embargo la hoja de ruta estaba marcada y el equipo llegó a la Copa del Rey en un gran pico de forma. Levantó el título y empezó a cercar el liderato de la liga regular hasta conseguirlo hace algunas semanas.

Sin embargo quedaba la prueba de fuego. Tras una nueva clasificación a Final Four, con los antecedentes de los 2 años anteriores y el aditivo de jugarla en casa, la presión era enorme. Era la hora de los hombres. Nocioni nunca nos mintió a los madridistas. Él venía a jugar estos partidos. Tras demostrarlo con una brillante Copa del Rey su momento había llegado.

La semifinal nos dejó unas sensaciones muy positivas. El partido lo habían ganado los secundarios. Entre un imperial Ayón, un acertadísimo Rivers y un volcánico Nocioni acabaron con los intentos de remontada del equipo de Obradovic.

La final era ante el equipo que 2 años antes nos había arrebatado la primera final en muchos años. Un equipo que nos había remontado en esa final 17 puntos de ventaja. El reto era enorme. De la mano de una defensa majestuosa sobre Spanoulis (defendiendo brillantemente el pick central) protagonizada por Carroll y Rivers, el acierto de Jayce en el momento más importante del partido (tras un parcial en contra de 0-12), y la intensidad de Nocioni, el Madrid levantó la Novena.

La emoción se desbordó en el Palacio. Habían pasado 2 décadas sin que el Club más prestigioso de Europa levantase el trofeo. No podía ser que Felipe Reyes se retirase sin una Euroliga. No era justo que le ocurriese lo mismo a Nocioni. A propósito del argentino hago una reflexión. En el Madrid lo que quiero son profesionales como él. Creo que quedó demostrado que no hace falta ser madridista, ni canterano, ni llevar 10 años en el Club para identificarte con un Club, darlo todo por la victoria y que la afición de tu equipo se identifique contigo. Es imposible no adorar al Chapu (ya lo avisaban desde Vitoria).

En un 2015 aciago en términos futbolísticos, el Madrid de las canastas aspira a conseguir todos los títulos de la temporada. Esta Euroliga marcará a una generación que con su juego ha ido construyendo un camino que nos ha llenado de orgullo a los madridistas que seguimos el basket. El desenlace, tan injusto otras veces, esta vez si ha sido coherente con el trabajo bien hecho por un bloque y un entrenador que, pese a sus defectos (cada día son más inapreciables), ha realizado una contumaz apuesta por un estilo y una forma de comportarse a la altura de la grandeza del Club que representa ¡Hala Madrid!

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