Juicio al Bernabéu

Desde la tranquilidad que otorga el buen momento del equipo, toca hacer una reflexión incómoda a cerca de la salud del madridismo, concretamente sobre aquel madridismo que se concentra en ese conjunto de cemento llamado hasta el día de hoy Santiago Bernabéu.

Lo delimito al madridismo concentrado en el Bernabéu, del que formo parte como socio abonado, puesto que es el del que más sencillo resulta extraer sus manifestaciones, tendencias, filias y fobias.

Mi opinión es que hoy está el equipo en el momento fantástico en el que está a pesar del Bernabéu. Esta afirmación que puede resultar severa, no lo es tanto si analizamos las continuas acciones perjudiciales que desde el graderío han sido emitidas menoscabando la confianza y seguridad de extraordinarios jugadores que se han tenido que sobreponer a dificultades extremas.

Pero nada es espontáneo cuando engloba tal masificación de manifestaciones uniformes. Resulta duro aceptarlo, pero lo cierto es que la capacidad de influencia que todavía tiene la prensa sobre nuestra afición es tan clara como dolorosamente dañina. El perfil del periodista medio que sigue la información del Real Madrid es de nulo entendimiento de futbol, poca querencia por nuestro club y sujeción a intereses de empresa que son impulsados por la necesidad de vender periódicos y llenar numerosas horas de radio con cada vez menos información. En este contexto nace la necesidad de potenciar el espacio a la opinión, pero no una opinión naturalmente subjetiva, sino una opinión interesada en crear debates y controversia.

Sólo así se explica la continua generación de debates interesados y tendenciosos futboleros y no futboleros, que recoge de inmediato la afición y manifiesta en el campo. 

Cómo explicar sino que un jugador de la talla futbolística de Benzemá haya sido silbado tantas veces por el respetable que pedía con urgencia la entrada de Morata (jugador español apadrinado, como tantos otros, por la prensa). Como espectador del Bernabéu recuerdo perfectamente en la última victoria frente al Barsa que, hasta que convirtió su gol, Benzemá estaba siendo fuertemente criticado a pesar de que la lógica futbolística decía que estaba siendo el hombre del partido. Bajo el mantra de que es un delantero sin gol se esconde la lógica matemática que dice que su media goleadora le coloca por encima, en la historia del Madrid, de jugadores como Raul y Santillana, y todo eso compartiendo vestuario con una bestial del Gol como Cristiano Ronaldo, por cierto el portugués también fue duramente criticado por el graderío hasta el momento en el que la prensa se congració con él. Casualmente ese momento coincidió con su enfrentamiento con José Mourinho, que curiosa es la vida…

Se dice mucho que el Bernabeu es un público sabio y entendido y por tanto muy crítico. Me resulta sonrojante presumir de haber pitado a jugadores como Zidane, del que la prensa decía que el equipo jugaba peor con él, me imagino que en una mezcla de desconocimiento de fútbol y de ácida crítica a su “fichador” Florentino. En mi opinión deberíamos avergonzarnos y no enorgullecernos de haber pitado a estos genios del fútbol que se han visto obligados a superar dificultades adicionales para poder prosperar en el club, probablemente grandes promesas se han perdido por el camino por esa presión desmedida. Sólo he expuesto alguno de los numerosos ejemplos que ha habido.

Realmente resulta bochornoso que jugadores de talla mundial necesiten hacer esfuerzos populistas y nulos de efectividad para ganarse el respeto de un público que jalea más una carrera a ninguna parte que un control orientado.

Pero estas fobias dirigidas también involucran a los que se fueron. No podemos olvidar el estado de pesimismo que presentaba el Bernabéu ante las salidas de Alonso y Di María, dos jugadores que decidieron salir del club. A propósito de ambas ventas, la prensa anunció los albores de la tempestad y el Bernabéu recogió el guante desconfiando de una planificación deportiva que, como después se ha demostrado, ha subido exponencialmente el nivel del equipo. 

Desde mi posición de socio abonado, pero sobre todo de madridista, simplemente apelo a la inteligencia de cada persona desde su individualidad y alejada de la contaminante masa, para que deje de aceptar como la verdad revelada las opiniones de informadores que en muchos casos no saben de fútbol, no aman a nuestro club y se mueven por intereses empresariales que les hacen perder, en muchos casos, su independencia. Sólo desde esta reflexión íntima de cada uno nos convertiremos en una afición que reforzará desde la crítica o el aplauso a nuestro equipo y esto será fundamental cuando vengan peor dadas. ¡Hala Madrid!

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