Desde fuera

Alejada, con distancia - aunque solo sea metafórica pero consciente – respecto a informaciones y especialmente opiniones, el Real Madrid es un mundo paralelo en el que todos quieren entrar y pocos lo merecen.

Empecemos por el poder que tiene y siempre tendrá la prensa en el equipo. Acostumbrados a años sin entrevistas, golpes de ida y vuelta e injurias sin respuesta, llegó Carlo para apaciguar las aguas. Nos puede gustar en mayor o menor medida como entrenador, pensar que el doblete de la campaña pasada fue suerte - concepto que en otros equipos es sustituido por trabajo - o incluso que es una simple marioneta en manos de Florentino (asignándole de nuevo más poder del que ya tiene), pero viendo la entrevista otorgada a una conocida emisora, la manera de manipularles, contestar lo que quiera sin que ellos se den cuenta y repartir palos sin que ni siquiera los vean venir, lo convierte todo en una campaña - esta sí - simplemente magistral.

Escuchándole,  vi claro cómo la prensa - sin conseguirlo con él – manipula a todo aquel que lea panfletos y escuche radio convencional como costumbre. ¿Qué es eso de asignar a un jugador una única posición en el campo? ¿Una función específica en el esquema de juego? Eso que lo dejen para sus equipos amigos, esos del pueblo o de un país pequeñito, porque el nuestro tiene la suerte de no sufrir la necesidad de posiciones. Si cualquier juntaletras leyera esto, creería estar ante una guía de introducción al fútbol sin intereses, pero lo cierto, es que nuestro equipo hoy por hoy y más que nunca es polivalente. Sí, por mucho que les duela, nuestros jugadores - y no uno ni tres, sino el 90% - puede jugar en más de una posición rindiendo al 100%. Otra característica, como la ya conseguida Décima - que no fue una pesadilla para ellos sino algo real que quedará en la Historia, la no sujeta a manipulaciones – que hace aumentar el antimadridismo, las envidias y los infinitos lloros. ¿Cómo si no, es posible que se aplauda sin contemplación a los que se enorgullecen de ser segundos? ¿Cómo si no, es posible que compararse con otros equipos no ganadores en palmarés – con todos mis respetos - esté bien visto? De verdad que intento comprenderlo, intento no querer sentirme por encima de todos aquellos responsables de estos aplausos tan baratos, pero…¿cómo hacerlo si el orgullo y el buen hacer se ensalzan y explican en función del número de goleadas seguidas que reciba tu equipo? Perdónenme señores, pero sí me siento por encima de todo eso.

Aquellos ciegos, aquellos que no ven más allá de sus narices y aquellos que acuden a votaciones para desaparecer del mapa, pensarán que ya estamos viviendo del palmarés. Palmarés teñido de sangre para algunos, robado para otros y fácil por presupuesto para el resto, es lo que al final se recordará en el futuro. Los que recuerdan las finales perdidas – o robadas – se colocan clara y voluntariamente, por detrás de los primeros. 

Para ser la mejor afición del mundo hay que exigir el máximo, criticar - al equipo, se entiende - de manera constructiva, informarse de las mejores fuentes - y no de las que te quieren imponer - y no dudar nunca de quiénes son los que están a tu lado haciéndolo. No apoyar la parte negativa de nuestra universalidad no significa ser menos madridista, significa no tener por qué aplaudir a cada seguidor blanco que se cree saber más que el resto y poder ir repartiendo o quitando carnets. Sin la ayuda de la prensa, el resto de equipos estarían muertos en combate y nosotros, con ella en contra, estamos aún más vivos.

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