¿Y si...?


¿Hace falta arenga? Porque todos los criterios, opiniones y/o argumentos… creo que ya están más que trituradas a primeros de marzo. La única «verdad verdadera» que veo día a día en el madridismo es: el resultadismo como mecanismo de queja o mala defensa, ese que sigue sin ir conmigo, y menos aún echar balones fuera cuando creo más conveniente hacer autocrítica —si es que es necesaria, claro, no porque lo diga la prensa o los eslóganes baratos—.

Mejor, vamos por partes.

El sábado, quizá la siesta, el tiempo revuelto, lo cansino de la competición que se jugaba… nuestros chicos vieron de recibo poder calentar durante 45’ sin aprovechar  que uno de los grandes —según a quién se pregunte y contra quién se haya jugado antes, sin duda lo es; aunque aún espero comentarios de los que ponían la mano en el fuego por el Celta en UCL— estaba en el Santiago Bernabéu. Ese grande tuvo la osadía de pedir perdón por perder contra en Real Madrid en nuestra casa…, ¿en serio? ¿A dónde creían que venían? Igual pensaron que los árbitros no formaban parte de nuestros titulares —que también es de agradecer— y podían tener posibilidades reales no solo de empatar, sino de llevarse los tres puntos. Nuestra imagen en partidos anteriores, la prensa, las opiniones de muchos madridistas y al fin y al cabo todo lo que rodea al equipo, hace mella aunque no lo creamos. Muchas veces adoptar la actitud del segundo equipo de la capital: llorar, quejarse, exigir… solo hace daño aunque creamos estar en el derecho de hacer lo que se quiera por pagar un abono, que se puede, desde luego, pero no implica que se sea mejor o peor madridista. Al final, para no perder la costumbre, poco se oyó FP dimisión, nos quedamos con que hay que hacer vitalicio a Cristiano y que lo importante llegaba el martes.

Llegó el martes, «UCL’s day». La intensidad y el ritmo de partido desde el principio no voy a negar que me sorprendió. Centro del campo sólido con cada uno de sus integrantes haciendo su trabajo —sí, ya escucho que es por Luka, criterio que acepto como el que uno más uno son dos, pero la presencia de un mediocentro defensivo como Casemiro en el Real Madrid me parece básico, aunque para muchos sea motivo de pena de muerte hacia mi persona—. James debe seguir con sus líos de faldas y Kroos no es el que nos maravilló en tiempos anteriores que parecen ya muy lejanos. Llegamos a la delantera y oí el «se fue Bale y el Real Madrid se llevó el partido»; lógica que puedo apuntar a que Lucas.V. hizo más que Jesé para variar, con menos minutos a sus espaldas. ¿Y la defensa?  Como mi pena de muerte ya está firmada, hoy por hoy, no dejaré de defender a Danilo pero… ¿esto es lo que se traduce como explicación de solventar 4-0 una eliminatoria? No creo que deba serlo, somos algo más grande que todo eso.

Suma y sigue, continuo sin entender el porqué pitar a una leyenda como Totti, cuando las eliminaciones son  igual también  culpa nuestra…, pero eso no debe vender como «buen madridista» y se compara aplaudir al italiano, con aplaudir a un 9 más, que con su resquemor hacia el Real Madrid nos eliminó hace bien poquito pidiendo a gritos su vuelta por parte de la afición; no me extrañaría escuchar la vuelta de Sarabia por el dinero que sea. En la casa blanca española todo es posible.

Nada nuevo que contar, nada nuevo que descubrir, nada nuevo que inventar. El Real Madrid no solo es Sálvame como equipo, sino como afición. ¿Y sabéis qué? Me da igual.
¿Y si se disfruta del fútbol, de las posiciones en el campo, las posibilidades en el banquillo… y dejamos a un lado quien nos moja la ropa interior?
Por suerte, volver a leer una entrevista a Arbeloa, consigue que la definición de Real Madrid renazca como el Ave Fénix.

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