Tras el fiasco vivido la pasada medianoche del 31 de agosto, cuando se frustró el fichaje de David De Gea por el Real Madrid, pudimos asistir a una catarata de insultos, descalificaciones y todo tipo de comentarios en los que parte del propio Madridismo cargaba contra el club y su presidente por el resultado de la gestión.
Palabras más o menos gruesas, coronadas con un sonoro “Florentino Dimisión” en su mayor parte, sin esperar a saber qué había podido llevar a tan inesperado desenlace. Sin embargo, de todas las cosas que leí he de reconocer que me quedé con un tuit anónimo pero, en mi opinión, bastante acertado en su contenido.
Dicho tuit decía textualmente que “Los haters de Florentino igual te piden su dimisión por fichar a De Gea que por no ficharle a tiempo”. Una verdad como un templo que define a las claras cuál es el perfil del Madridista medio, aquejado al menos desde que tengo uso de razón (y peino ya bastantes canas), del conocido Síndrome de la Gata Flora, a la que si se la meten grita y si se la sacan, llora…
Es decir, nunca estamos contentos con nada sea como sea y pase lo que pase. De hecho, me llamó poderosamente la atención ver que los que blasfemaban contra el club por no fichar a De Gea eran prácticamente los mismos que, apenas unas pocas horas antes, se rasgaban las vestiduras ante la posibilidad de que el Madrid cometiese el delito de lesa patria de fichar a un portero como De Gea -a precios a cuál más disparatados- y vender a Keylor, especialmente tras su gran partido ante el Betis.
Que conste en acta que yo no era partidario del trueque. Ni siquiera de la llegada de De Gea sino que era –y soy- de la opinión que si hay un año en el que la portería ha dejado de ser una necesidad perentoria, es éste. Con Keylor, al que imagino que no se le habría olvidado parar, y con Kiko Casilla, no ha habido una temporada en la que el arco madridista ha estado mejor cubierto.
Sin embargo, la dirección deportiva del club ha retirado el foco de lo que realmente adolece el equipo, como es la contratación de un lateral izquierdo (problema agravado encima por la marcha reciente de Coentrao al AS Monaco) y de un “9” puro, por más que el otro día Bale y James se hinchasen a marcarle goles al Betis.
Ahora bien, en mi modesto punto de vista, no justifica que la gente haya atacado con esa furia visigoda al club. Máxime cuando nadie sabía en esos momentos qué es lo que había ocurrido y habría que esperar, como mínimo, a que alguien del Real Madrid ofreciese unas explicaciones.
Se habló de ridículo histórico, se despellejó al club y a su presidente y se cargó la mano, imputando al Real Madrid la máxima responsabilidad del desaguisado, obviando de forma interesada y torticera en muchos casos (en especial, por antimadridistas y prensa en general) la responsabilidad de otros en el entuerto.
Duelo de comunicados
Las explicaciones vinieron en forma de un comunicado del club en el que, a grandes rasgos, indicó que el Manchester United jamás puso precio al futbolista hasta ese mismo día de autos. Por tanto, difícilmente se pudo hacer oferta alguna a alguien sobre un producto cuando no te facilita el precio de salida…
Es decir, que todas esas milongas que durante todo este verano nos habían venido contando acerca de las “semanas clave” para el futuro de De Gea en el Madrid y esos 30, 40 y hasta 50 millones de euros con los que la prensa nos bombardeó entre junio y agosto, eran sencillamente mentira.
En dicho comunicado se imputa la responsabilidad del retraso al equipo británico por entregar fuera de plazo la documentación requerida y aunque, la contestación del Manchester trata de desmontar esa teoría, en modo alguno rebate la información inicial de que nadie del conjunto inglés dio precio jamás al Real Madrid por De Gea.
En todo caso, lo que se aprecia en todo momento es la mala fe del Manchester United en su proceder. ¿Por qué? Quién sabe. Entre otras cosas porque aquí no se puede aplicar la máxima del “CuiProdest?” (¿a quién beneficia?), que es la primera pregunta que se ha de plantear todo investigador a la hora de buscar el esclarecimiento de un delito.
Evidentemente, al Madrid no le beneficia en absoluto ya que ve cómo sus esfuerzos por hacerse con el fichaje del portero, un portero Top sin ninguna duda, han sido baldíos y no se puede reforzar, de cara a afrontar la temporada (por más que Keylor Navas sea un portero de todas las garantías9).
Pero es que tampoco beneficia al chaval, ya que se va a tener que quedar a regañadientes en un equipo que no desea, aunque estamos hablando de profesionales que ganan auténticas millonadas y que, como ha ocurrido en otros casos, estoy seguro de que volverá a la titularidad y lo hará perfectamente.
Por último, tampoco beneficia al Manchester United pues, como dije anteriormente, deja de ingresar un buen pellizco por la venta de un jugador que, en apenas 10 meses será libre como el viento y se marchará a Madrid (o donde él quiera) sin dejar un chelín en sus arcas.
Por tanto, lo ocurrido ha sido un despropósito, se mire por donde se mire. Pero en modo alguno justifica el ataque despiadado de muchos madridistas sobre el club, especialmente, sin ni siquiera esperar a leer el contenido del comunicado del Real Madrid.
Ni siquiera han querido aguardar a conocer la verdad, sus prejuicios y el cainismo que nos caracteriza como afición les ha podido y se han tirado a degüello sobre Florentino Pérez y el club, con más dureza incluso que la prensa a la que muchos desprecian.
Un ridículo histórico de la Prensa
Pero volviendo al tema de la responsabilidad, soy de la opinión que el Real Madrid es más una víctima que un culpable, por más que también tenga su cuota parte de responsabilidad en este desaguisado.
Estoy completamente convencido de que los que más han quedado en ridículo por este “no-fichaje” es la Prensa deportiva española, que se ha tirado tres meses inflando una noticia a base de embustes y trolas de todos los tamaños y colores.
Tal vez por eso los juntaletras de la Prensa Nacional del Movimiento -probada y sobradamente antimadridista-se han abalanzado a desviar la atención sobre el Madrid porque han pensado que este fichaje frustrado tapaba de un plumazo sus mentiras de todos estos meses.
Lo que es sorprendente es ver cómo la prensa, que ha quedado ciertamente retratada una vez más ante tantísima mentira, ahora se quiere poner de perfil y encalomarle al Real Madrid la responsabilidad y el ridículo de lo ocurrido.
Como si las portadas de Marca y As o el machaque diario al que nos han venido sometiendo todos los periodistas del Régimen durante el verano, hablando de “semanas clave en el caso De Gea” y dando fechas hasta para su presentación, nunca hubiesen tenido lugar ni jamás se hubiesen producido.
Por último, resulta curioso –por no decir vomitivo- cómo la prensa, disparando con pólvora del Rey por supuesto, hasta el brillante partido de Keylor ante el Betis, decía que el Madrid debía contratar al precio que fuese a De Gea y que existía algún tipo de “deuda de honor” con el chaval, al que no podía dejar tirado.
Sin embargo, ahora resulta que fichar a De Gea era un disparate y menos aún por un precio (que nadie conocía por cierto y nunca se supo) y que el Madrid debió haber desistido de la operación mucho antes y no esperar hasta el último momento para tratar de ficharle.
Ya no existía esa “obligación moral” para con el jugador y nada debería haber impedido al Real Madrid abandonar toda negociación para evitar el escarnio sufrido.
Por eso, volviendo al tema del cainismo, me desagrada mucho leer a tanto madridista alineado en esa tesis en la que, hiciese lo que hiciese, el Real Madrid iba a hacerlo mal.
La responsabilidad del Real Madrid en el “caso De Gea”
Ahora bien, en modo alguno quiero excluir la responsabilidad del Madrid, que también la tiene pero, insisto, no en la medida que muchos creen.
El primer gran error cometido es el mismo en el que suelen caer los equipos grandes. Me refiero a negociar a las espaldas de los clubes y hacerlo en primer lugar con el interesado.
El “modus operandi”está claro. Como en otras ocasiones, se negocia primero con el futbolista para que éste (bien de forma directa declarándose en rebeldía) o bien a través de otros (p.ej.: el caso Ramos, con terceros tirando “chinitas” desde sus tribunas amenazando con el Apocalipsis y con el representante inventándose ofertas). Y estirando esos pulsos hasta el último día hábil para negociar e intentar abaratar la salida.
Esta táctica tradicionalmente le ha salido bien al Real Madrid (Ronaldo Nazario, Bale, Modric, etc.) pero en este caso le ha salido mal. Sobre todo porque es que no había tiempo material para realizar la operación, como finalmente ha ocurrido.
Quizás, de buena fe, en el club esperaban que en el Manchester se impusiese la cordura y que, viendo que perdían de toda manera a De Gea y encima el dinero y un posible recambio de garantías, se sentasen finalmente a negociar. Sin embargo, cuando decidieron hacerlo ya era demasiado tarde.
Aun así, el Madrid hizo lo que debía. Entre otras cosas porque demostró que no iba a dejar tirado ni a De Gea (que ya había hecho todo lo necesario) pero tampoco a Keylor, que ha tenido un comportamiento ejemplar, ofreciéndole una magnífica salida y un contrato fabuloso, en el que iba a doblarle el sueldo y le iban a garantizar la titularidad en un grande de Europa.
Sin embargo, el Manchester United nunca se avino a negociar y sólo lo hizo el último día. Y aunque hubo acuerdo in extremis, el equipo británico dilató exageradamente el envío de la preceptiva documentación frustrando el anterior acuerdo.
¿Por qué? No creo que nadie lo sepa. Ni siquiera el propio Louis Van Gaal. Quizás por despecho por el caso Ramos o como venganza por la “estafa” que supuso la venta de Di María el verano pasado por 75 millones (y otros ocho más que ha tenido que desembolsar este mismo verano por su traspaso al PSG).
Tal vez como frustración por su infame verano a nivel de fichajes al perder en el último momento a Otamendi y a Pedro. O quizás debido a su última “ocurrencia” ha sido la de contratar a un perfecto desconocido como Martial, procedente del AS Monaco, por la friolera de 80 millones de euros. No lo sé ni creo que nadie llegue a saberlo jamás.
Lo que está claro es que no siempre el futbolista juega donde quiere y como ya le ha ocurrido al Real Madrid en otros casos similares, no siempre gana. Pero en aquella ocasión no interesaba triturar al club de Concha Espina ni a su presidente como ahora.
Me refiero a casos como el de Patrick Vieira, Ribery, Mendieta, Ayala, Cazorla, Dani Alves o Villa. Jugadores que lo tenían hecho con el Madrid pero que, por “h” o por “b” nunca pudieron llegar a jugar aquí porque las negociaciones se frustraron en el último minuto.
Y para aquellos que creen que el cielo se caerá sobre nuestras cabezas porque Keylor (al que hace un año desprestigiaban y ahora elevan a la categoría de Mártir) seguirá siendo el gran portero que sin duda es y De Gea volverá a ponerse bajo los palos de Old Trafford más pronto que tarde.
Exactamente igual que les pasó a esos jugadores antes citados que, lejos de hundirse por no venir al Madrid, siguieron sus carreras y rayaron a grandísimo nivel después.
Por tanto, que nadie se rasgue las vestiduras porque confío plenamente en la profesionalidad de Keylor y de De Gea. E incluso en la de Van Gaal, que no cree ni en Romero ni en Valdés y a poco que las cosas se tuerzan y el portero madrileño recupere la forma, acabará siendo titular en el Manchester. Y el 1 de julio será jugador madridista de pleno derecho.
Y Keylor, en un giro inesperado del destino, también tendrá la oportunidad de demostrar lo gran portero que es. Una oportunidad que el empecinamiento de Ancelotti le negó una y otra vez.
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