Tengo sensaciones


Confieso que no me agradaba la idea de fichar a Rafa Benítez como entrenador del Real Madrid. Me parecía un entrenador sobrevalorado, que por suerte recaló en un gran club europeo, cosechando éxitos casi por inercia. De ahí, en declive, como muchos otros a lo largo de su carrera. Que la prensa insistiese en verle en el banquillo del Bernabéu era un agravante más. Cuando surgieron los primeros rumores empecé a acojonarme, lo reconozco. Pero se hizo oficial y cambié el chip, ya era uno de los nuestros, qué menos que concederle el beneficio de la duda. Si confié en Ancelotti, un entrenador que perdió una final de Champions que ganaba 3-0 al descanso, ¿cómo no iba a confiar en el entrenador que se la ganó?.

El día de su presentación, descubrí en sus lágrimas a un hombre cumpliendo un sueño. Un hombre comprometido con el club. Un hombre que no quiere desaprovechar la mejor oportunidad de su vida. Un hombre que llega y, sin hacer ruido, toca al intocable. Si todavía me quedaba alguna duda, Benítez se ganó mi confianza absoluta, y la de muchos, regalándonos el ansiado momento de ese adiós.

Ese día, casualidades de la vida, mientras Iker se despedía entre lágrimas ante sus amigos, yo me encontraba por allí. Fui al Bernabéu con mi mujer y mis dos hijos de casi 3 años a hacer el Tour, impresionante por cierto. Cuando estábamos llegando a la zona de banquillos, una pareja veía la despedida en directo a través del móvil, se le oía llorar y a mí se me esbozaba una sonrisa en la cara. Al entrar a los vestuarios escuché a alguien quejarse amargamente, “qué hijos de puta, sí que han tardado en quitar su taquilla”. Fui a comprobarlo y, para mi gozo, era cierto. No estaba su imagen, no estaba su nombre. Foto histórica, qué sensación. Cuando llegamos a la sala de prensa, ya estaba despejada de ratas. Me senté con mis dos retoños donde minutos antes había llorado el del talento innato: “decid topo”. Otra foto histórica para el recuerdo, casi lloro yo también. Pero dejémonos de lágrimas que voy a expresar mis sensaciones hasta el momento.

La pretemporada me gusta, se ve trabajo táctico y alternativas. Empieza a oler a que esta temporada no va a haber una gestión de plantilla como la que hago yo en el fifa, once titulares y tres cambios en el minuto setenta para tener jugadores frescos. Se marcan pocos goles, si, pero también se encajan pocos. Jugar con portero mejora la confianza de los defensas, que saben que hay esperanza tras algún error suyo, aunque no sé si esto es todo lo bonito que parece.

Por otra parte, se refuerza el centro del campo pensando en sobrellevar, si llegaran a darse, los contratiempos de la temporada anterior. Maniobra necesaria sin duda pero que no se lleva a cabo en la línea defensiva, quizá porque el entrenador confía en el grupo de zagueros del que dispone.

En la delantera los mismos que se emborrachan de goles y asistencias año tras año, pero con recambios que garantizan minutos de descanso a los titulares sin una pérdida considerable en la mordiente ofensiva. Pinta bien. Me gusta el equipo, tengo buenas sensaciones para esta temporada.

Temporada que empieza mal, con un empate a cero, perdiendo puntos teóricamente fáciles. No sabría decir exactamente por qué, puede que mala suerte, puede que exceso de confianza, no sé. No se lo digáis a nadie, pero no vi ese partido.

Se empieza con dudas y se retoma la confianza goleando en tres partidos consecutivos, dos de Liga y uno de Champions, quince goles a favor, cero en contra.

Ante el Betis, el capricho del presidente revoluciona el ataque y firma una autopista de cinco carriles para 2019. En Cornellà, el que estaba en sequía se desquita marcando cinco goles y poniéndose pichichi de un plumazo. Al Shakhtar le clavó un hat-trick, dos de penalti para reavivar el humor de la canallesca. Pena que no fueron los tres desde los once metros. Es curioso, estos tres partidos si los vi y acabaron en goleada.

Este Madrid ilusiona, no menos el portero, que mantiene la red intacta con intervenciones que en la temporada anterior hubiesen supuesto no perder puntos importantes en Liga, y quién sabe si ganarla. 

El partido del sábado no pude verlo, quizá por eso el Madrid no goleó. Soy talismán, no lo digo yo, que también, lo dice la estadística. Bromas aparte, victoria por la mínima y con polémica al verse el rival perjudicado por un error arbitral. Como ya sabemos, de los errores contra los de blanco no se habla porque quejarse de los arbitrajes son excusas de segundón. Sólo espero que los árbitros no se pasen la temporada compensando ese fallo como ya hicieron con el famoso “penalti del Elche”. A rezar.

Y el miércoles partido duro en el nuevo San Mamés, donde no conocemos la victoria aún. Viene mi Madrid a mi tierra con la etiqueta de Goliat y mermado por bajas importantes, pero tengo la sensación de que no va a ser tan difícil sacar petróleo, a la tercera va la vencida.

Hasta aquí mi opinión y mi sentir como madridista en el inicio de temporada, sé que me dejo algún tema en el tintero, pero quería reservarme en mi debut, que aún queda mucho por escribir. No quiero cerrar el artículo sin agradecer a Meritocracia Blanca en general, y a Juan en particular, la oportunidad de poder expresarme y formar parte de un grupo de personas que ama al Real Madrid. Un grupo que nació para ofrecer una vía de información alternativa a los medios de comunicación que llevan años manchando de polémica absurda el escudo con el que hemos crecido.

¡HALA MADRID Y NADA MÁS!

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