El presidente madridista ha vuelto a dejar que al club le marquen la agenda los periodistas,al realizar un seudohomenaje a Iker Casillas,cuando éste lo rechazó por activa y por pasiva.
¡Qué pantomima de homenaje se realizó a Iker Casillas ayer en el Santiago Bernabéu! Cuando el ya ex jugador madridista se había despedido en soledad,tal y como él mismo solicitó,el torrente de periodistas criticando al Real Madrid,pese a reconocer con su habitual cinismo que Iker no quería marcharse de otro modo,provocó tal sarpullido a un Florentino Pérez tan alérgico a la imagen y al qué dirán,que tuvo que bajarse los pantalones y organizar ayer lunes un homenaje que la propia prensa ha tildado,con razón,de falso.Más munición para los antimadridistas.Qué le costaría al presidente blanco mantenerse firme y dejar el homenaje a Casillas para el Trofeo Santiago Bernabéu,como él mismo había señalado...
Florentino, tan hábil a la hora de manejar negocios y tramitar cual Maquiavelo el definitivo hundimiento de Casillas (su imposición de la titularidad para dejarle en ridículo y el anuncio de la llegada de De Gea han dejado sin armas a sus más acérrimos defensores, parapetados tras la pluma y el ordenador), es sin embargo un desastre a la hora de realizar comparecencias públicas: sus habituales desmentidos a la hora de ratificar en sus cargos a Mourinho y Ancelotti son en realidad anuncios claros de su no continuidad al final de la temporada en curso, y el montaje de ayer sólo sirvió para que los habituales antimadridistas volvieran a jalear a Casillas y atacar al club. Además, Florentino tuvo el pésimo detalle de afear los pitos al portero, convirtiendo el homenaje en una forma de enfrentarse a un sector de la afición que piensa en realidad lo mismo que él, y de destacar su admiración hacia alguien al que todo el mundo sabe que no admira. Mayor ridículo no cabe.
Provoca vergüenza ajena escuchar que Casillas haya sido el mejor portero de la historia madridista (sus últimos tres años bajo los tres palos merengues y los de la Selección Nacional son una vergüenza intolerable, llenos de pifias monumentales), y que sea un capitán que lo ha ganado todo. Concretamente, ha ganado 5 ligas en 16 temporadas, 10 títulos en 16 años si contamos las 3 Copas de Europa y 2 Copas del Rey que ha levantado. Unos promedios muy por debajo del habitual palmarés madridista, el período más negro de la historia del club en cuanto a títulos se refiere. Si es por dar, Casillas ha dado bien poco al Real Madrid, y sin embargo el club le ha dado todo. En lo individual, peor aún: un solo Zamora en 16 temporadas y un promedio de goles encajados de más de uno por encuentro. Pero los antimadridistas jalean sus componendas con el Barcelona para «salvar la Selección» [sic]; tanto es así que en semejante escarnio sólo faltaba Xavi Hernández para ilustrar a los allí presentes sobre los «valores» madridistas, como si fuera el anuncio de implantes dentales que últimamente protagoniza. Pero, desgraciadamente, estaba sacando lustre al césped de Qatar...
Un Casillas que se ha aferrado como si fuera Golum a «su contrato», pese a pedir expresamente salir, tal y como dijo Florentino, y al que el Real Madrid le tendrá que completar el sueldo en una operación en la que ganará más dinero del que tendría de seguir dos años más. Bertín Osborne, que se supone hombre de negocios, fue incapaz de percibir, entre sus palos al «iluminado» Mourinho (ciertamente, a muchos les acabó abriendo los ojos y les hizo ver la luz sobre qué clase de sujeto es el «milagroso portero»), que si un profesional decide abandonar una empresa, la cláusula de rescisión no es una suerte de cadena de esclavo, sino una justa indemnización, pactada para cubrir el perjuicio que supone a la entidad tener que prescindir anticipadamente de los servicios del jugador. En este caso, el Real Madrid no sólo renuncia a cualquier tipo de indemnización, que ningún equipo del mundo estaría dispuesto a pagar, sino que le tiene que completar la ficha. Ya está bien de tanto apelar al «madridismo» de personajes como Raúl, Guti o Casillas, que en su salida voluntaria no perdonaron un euro pese a estar claramente cuesta abajo en lo deportivo; los jugadores son ante todo profesionales, se deben al club que les paga, y su obligación es trabajar para él y cobrar hasta el último día dedicado a la empresa, como por cierto hicieron Zidane y Mourinho, no arrastrarse por unas perras cuando saben que están acabados y nadie igualará lo que les pagan en el Madrid.
Una vez enterrado por fin el caso Casillas, sólo cabe esperar que el Real Madrid se convierta en un club normal, donde sea el cuerpo técnico quien decida los fichajes y el presidente valore la viabilidad económica de las operaciones. Todo sea por dejar de llenar el primer equipo de medias puntas...
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