El comando perdigón

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Hace unos días nos sorprendió la cobardiá de un hombre que brindó el lamentable espectáculo de televisar su rendición antes que cumplir con la obligación moral de rendir cuentas a la masa social del F.C.Barcelona. Sandro Rosell que tiene el aspecto de ser uno de esos seres que no le dan valor al dinero mientras lo tienen, al parecer, ha cometido una cadena de delitos para anticipar en un año la llegada de Neymar. Una apropiación indebida más un dispendio de 60 millones que lejos de defender los intereses del Barça parece favorecer el lucro de Nike.
La condición, ese enigma que vive en cada uno de nosotros, y que en algunos individuos consiste en subordinar la moral al beneficio económico. Es sin duda alguna la condición de este ensayador de sonrisas que, en realidad, tras su sonrisa esconde la cara de la ambición. Un peregrino que para la procesión de su huida ha propuesto el argumento de la seguridad de su familia. Para ello se agarra al ruído de cuatro perdigones que un gamberro, al alba de su borrachera, ejecutó con una carabina de feria sobre la fachada de la morada de la familia Rosell. Lo único que le faltó al también dimitido de su hombría, fue presentarnos un papelote grasiento en el que se pudiera leer :”Cuidadito Rosell Semos Peligrosos” Fdo. COMANDO PERDIGÓN.
Y aquí la metáfora de la vida es tal, que de un tiro de carabina, toda la altanería, toda la chulería y la vanidad se le murieron junto con toda esa soberbia qué le había hecho pensar que podía salir sin un rasguño de ésta estafa. Una operación diseñada desde la gilipollez y que con su fanfarrona charlatanería de vendedor de mercadillo, bautizó en su día como una obra maestra de ingenieria negociadora, También como de un disparo se demostró no ser más que un delito chapuza de apropiación indebida mediante la utilización de contratos simulados.
Y ahora, para el regocijo ya nos deja nuestra imaginación la estampa del ingeniero superior y de su ingeniero técnico (mano derecha, brazo ejecutor y nuevo presidente) revisando las cuentas del fichaje una y otra vez, sólos o en compañía de otros, una y otra vez con los representantes de Neymar, con los representantes del papá de Neymar, con los representantes de la mamá de Neymar, con los representantes de los Bancos de Neymar, con los representantes de Nike, con los representantes del Santos y hasta con los representantes en Cataluña de La Santa Madre Iglesia.  Todos juntos y todos por separado habrán sumado y vuelto a sumar, y sumado de nuevo y siempre, por más que hallan sumado les habrá dado la misma cifra. Pues por más que uno repita la operación el resultado siempre es inamovible, siempre da 95 y jamás puede dar 57. ¡Jodido 95! ¡Hijo de puta 95! ¡Me cago en todo su impar 95! ¡Me cago toda tu puta madre y en las contradicciones de mi propia contabilidad!
Pues  ahí estaba el asunto cuando compareció acompañado de Nobita, o eso me pareció, para presentar su rendición. Fue el último error dejarse acompañar por un elemento de gesto pazguato, la inspiración de Nobita, acompañado de quien será el próximo imputado. Un ser incapaz para disimular la transparencia de su interior, donde se pudo observar que habitaba un mundo lleno de colores, de brillos y serpentinas, hasta pareció adivinarse un cotillón. Es más, fue que me pareció ver que él mismo habitaba en su propio interior, dando saltos de alegría, jugando a la peonza, y al qué se yo… . mientras, a modo de consuelo, su mano acariciaba el muslo del saliente.
Un noqueado Rosell acabó clavando su mirada seca en aquel papel que mal leía y pronunciando con humeda voz y  de manera lamentable -en ese idioma que tiñe de humildad a todo quien lo habla- su ¡Visca Catalunya! Acto seguido, permaneció su mirada muerta enfocada a los asistentes, estos se la devolvierón con expresión de asombro y poco a poco y ante el desinterés general se fue disminuyendo hasta convertirse en gnomo.
Un gnomo tocado de barretina, que ahora anda perdido en ese campo de batalla, que él mismo diseñó para jugar a ser generalote, y en el que ha quedado para recoger las bostas de  los caballos, mientras trata de esquivar los imaginarios disparos del Comando Perdigón.
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Por Nike, por Nike, por Nike. ¡Gilipollas!

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